Juan Antonio García Solera
biografía profesional
a profesional biography 
Arquitecto/Architect:
Justo Oliva Meyer
Hostal San Juan, El Campello, 1955. Alzado / Hostal San Juan, El Campello, 1955. Elevation Escuela de Maestría, Alicante 1957. Foto de época / Industrial Engineering School, Alicante, 1957. Period photograph Clínica Vistahermosa. Alicante 1960. Foto de época / Vistahermosa Clinic, Alicante, 1960. Period photograph CESA, Pabellón de Gobierno  (1965). Foto actual / CESA, 4th Pavilion (1974). Modern photograph CESA, Alicante, 1965-1974. Modulación: plano de cimientos / CESA, Alicante, 1965-1974. Modular system: foundations plan

 

Cuando se han pasado horas y horas en el archivo profesional de Juan Antonio García Solera, es difícil escribir sobre su obra con la objetividad que exigen estas líneas, sin dejarse llevar por las gratas sensaciones producidas por la contemplación de sus planos y dibujos, en suma, por la contemplación de su arquitectura.

Carlos Flores, al estudiar el reencuentro durante la década de los 50, tras el período Autárquico, de los profesionales españoles con la arquitectura moderna, cita dos generaciones de arquitectos de posguerra que apuestan decididamente, dentro de un ambiente cultural adverso, por una nueva arquitectura alejada de los planteamientos del Régimen. La primera de ellas sería la de arquitectos nacidos en torno a 1915 y titulados entre 1941 y 1946 (Cabrero, Coderch, Valls, Aburto, Fisac, Moragas, Sostres).

La segunda generación apuntada por Carlos Flores es la representada por aquellos arquitectos que empiezan a ejercer a principios de los años 50 entre los que se encuentran Bohigas, Martorell, Corrales, Molezún, Cubillo, García de Paredes, La Hoz, Correa, Milá, Ortíz Echagüe, Romany, Sáenz de Oiza, Sierra, Carvajal…

Juan Antonio García Solera nacido en Alicante en 1924, y compañero de promoción de Javier Carvajal, comienza a ejercer como arquitecto en su ciudad natal en el año 1953 recién terminados los estudios de Arquitectura en la Escuela de Madrid. Sin lugar a dudas por la cronología apuntada, pero sobre todo por la significación de su arquitectura en la ciudad, García Solera es el representante en Alicante, de esa segunda generación de arquitectos apuntada por Carlos Flores.

PRIMEROS INDICIOS DE MODERNIDAD (1953-1959)
La década de los 50 es seguramente la más reivindicativa en la trayectoria de esta generación de arquitectos vinculados con la modernidad. El ambiente cultural de la segunda década de la Dictadura todavía preconiza los casticismos e historicismos imperantes en la década anterior por lo que la transición hacia un lenguaje moderno ha de hacerse con moderación. En este sentido la obra del Hostal San Juan en la Playa de Muchavista (El Campello, 1955), y más concretamente el dibujo de su alzado al mar (1), se puede considerar como un pequeño manifiesto de modernidad en el Alicante de los 50. Como ya apuntan Beviá y Varela es clara la relación de este edificio, publicado en su día en la RNA, con la arquitectura de Coderch, introduciendo la modernidad en la sociedad alicantina a través de una reinterpretación de la arquitectura tradicional, aunque la referencia del poblado de colonización de San Isidro de Albatera (Fernández del Amo, 1953) situado al sur de la provincia de Alicante, parece más cercana y directa.

La adopción de un lenguaje internacional, más relacionado con la ortodoxia racional que con propuestas vinculadas a imágenes mediterráneas, se produce en el proyecto para Escuela de Maestría Industrial (Alicante, 1957) en el que el nítido prisma blanco compone sus huecos a través del implacable módulo que define la estructura, pintada en un tono azul marino, casi negro (2).

Durante los años 1956 a 1958 García Solera realiza diversos edificios de viviendas en el centro y en el Ensanche de Alicante que, aunque cronológicamente no son los pioneros de la modernidad en la ciudad, destacan por dos aportaciones fundamentales al panorama local: por un lado, la introducción en las fachadas de trazados radicalmente modernos totalmente desvinculados de criterios clásicos y académicos de composición; y en segundo lugar la generalización del uso de diversos materiales -tanto tradicionales como modernos- hasta entonces muy poco utilizados en Alicante a la hora de definir la imagen del edificio: ladrillo caravista, gressite, perfiles metálicos, paños de vidrio, aplacados de piedra natural… El edificio de la calle Duque de Zaragoza, ángulo a la Rambla de Méndez Núñez (Alicante, 1958) ejemplifica claramente las características apuntadas (3).

OBRAS MÁS PUBLICADAS (1960-1968)
Tras siete años de ejercicio profesional Juan Antonio García Solera, demuestra durante los primeros años 60 una gran madurez en su arquitectura, asumiendo en sus principales proyectos imágenes de gran contundencia, claramente influenciadas por la arquitectura de Neutra y Mies. El primer proyecto de este periodo lo constituye el nítido prisma de la clínica Vistahermosa (Alicante, 1960), edificio que aunque de pequeña escala, destaca en el panorama de la arquitectura alicantina por la coherencia de su lenguaje (4). La clínica hasta hace poco mantenía en el interior su ligera escalera de peldaños de madera colgada del forjado superior mediante una fina perfilería metálica, pero una reciente intervención no ha mantenido ni siquiera esta pequeña demostración de que la calidad arquitectónica comienza en la coherencia del planteamiento general y termina con el concienzudo diseño del detalle constructivo.

Este primer ejemplo tiene su continuidad en una de las mejores piezas de la arquitectura alicantina moderna y, por qué no decirlo, de toda la Comunidad Valenciana. El edificio del CESA (Alicante, 1965-1974) se instala en el interior de una pinada de manera que cuando uno pasea pos sus pórticos casi no entiende que la vegetación pudiera existir sin el edificio que se sumerge bajo las copas de los árboles (5). Curiosamente esta arquitectura se integra con la naturaleza asumiendo una ortogonalidad estricta fruto de un módulo que se repite una y otra vez remarcado en sus cuatro ángulos por la fina estructura metálica (6).

Los diferentes pabellones se atan mediante losas de hormigón que levitan sobre los negros pilares (7). Como en la clínica, el arquitecto demuestra en el CESA una gran soltura en el diseño de edificios de escala media en los que el usuario se llega a sentir realmente como en su casa, pese al uso público que cobijan. La omnipresente estructura metálica pintada de color gris dota de ligereza a la construcción vinculada de forma directa a la arquitectura de Mies. El reconocimiento de este edificio supera el ámbito regional siendo recogido en dos de las tres últimas guías de arquitectura nacionales que fueron publicadas durante los años 1996 y 1997.

Durante toda la década de los 60 García Solera realiza constantes ejemplos de viviendas urbanas que continúan las investigaciones apuntadas en los primeros ejemplos de finales de los 50 ya comentados. En esta tipología la referencia a la arquitectura catalana en general, y a la de Coderch en particular, es constante. En este sentido la utilización masiva de mallorquinas de lamas abatibles en la urbanización El Parque en la avenida de Padre Vendrell (Alicante, 1965) confieren al edificio una de las imágenes más rotundas de la arquitectura residencial alicantina de los años 60 (8).

Pero quizás el edificio de viviendas más publicado de este periodo sea el de la calle Virgen del Socorro (Alicante, 1964). En este caso más que la composición y los materiales de la fachada, destaca la ordenación de los volúmenes dentro de la parcela, y por lo tanto la reflexión que hace el arquitecto sobre como un edificio residencial urbano puede generar en una parcela convencional un espacio propio en el que se introduzca la naturaleza y que dote de una mayor calidad de vida a sus usuarios (9).

En el capítulo de la residencia colectiva de estos años, destaca un proyecto a caballo entre la edificación y el urbanismo: el complejo residencial Vistahermosa (Alicante, 1962) que supone la creación ex novo de un barrio de viviendas en el entorno de la huerta alicantina y situado tangencialmente a la carretera nacional de salida hacia Valencia.

García Solera ya había experimentado en el barrio de San Francisco de Sales (Elda, 1957) la creación de un barrio de viviendas sociales en la periferia de una ciudad dotado de unos equipamientos básicos (mercado, escuela, iglesia, comercios y centro social), utilizando un lenguaje moderno que se alejaba de la imagen estereotipada, al uso en la época, de estos conjuntos urbanos. Sin embargo con el lenguaje utilizado en el Complejo Vistahermosa -nuevamente relacionado con la arquitectura de Coderch- García Solera alcanza un nivel de madurez y coherencia difícil de encontrar en construcciones de la periferia española de los primeros años 60 (10).

Todos los edificios residenciales se atan mediante paseos cubiertos por una fina losa de hormigón, que como ocurría en el CESA se complementan perfectamente con la vegetación que envuelve a las edificaciones y que constituye el principal equipamiento del barrio.

Los edificios de uso público (escuela, restaurante, tiendas, zona deportiva, iglesia) se integran entre los bloques y las torres de forma totalmente natural (11, 12). En muchos casos no se sabe donde comienza el edificio residencial y donde termina el edificio de equipamiento, de tal manera que cada recorrido genera sus propias perspectivas, sus propios puntos de interés.

La calidad del diseño de este complejo urbano comienza en la escala de todo un barrio de viviendas, descendiendo hasta la del diseño del más mínimo detalle, como puede ser el antepecho de los pasos cubiertos o como son los elementos decorativos de la iglesia: vidrieras, rejas, falsos techos, relieves escultóricos,…

Cabe citar el interés del pequeño edificio de las escuelas, así como el del edificio de la iglesia (13) que constituye uno de los buenos ejemplos de arquitectura religiosa que García Solera realiza en los años 60: iglesia del barrio de San Francisco de Sales (Elda, 1957); iglesia de Torrellano (Elche, 1960); capilla del Hogar Provincial, (Alicante, 1968).

Durante el primer lustro de los años 60 Solera realiza diversas viviendas unifamiliares de gran calidad vinculadas a la ortodoxia racionalista en el que las imágenes nos rememoran arquitecturas de Coderch y Neutra. La imagen de la casa para Markus Knoff en la Condomina, (Alicante, 1964), planteada como un prisma elevado sobre la planta baja nos recuerda planteamientos minimalistas tan de moda en la arquitectura actual (14). Su imagen, claramente internacional, se matiza con referencias mediterráneas en otros ejemplos coetáneos: la casa para Perez Devesa en la playa de San Juan (Alicante, 1962) y la casa para Elisa Tovar en Vistahermosa (Alicante, 1963) en la que aún manteniéndose la idea del prisma elevado sobre el nivel inferior, la distribución de la planta baja se resuelve con mayor libertad (15). La imagen resultante denota que el arquitecto, a la hora de resolver el programa de una residencia unifamiliar, profundiza en las posibilidades, tanto compositivas como constructivas, que le proporciona la arquitectura moderna.

PROPUESTAS URBANÍSTICAS (1968-1973)
Juan Antonio García Solera siempre ha considerado de gran importancia su faceta como arquitecto urbanista. Los trabajos realizados en este campo, además de constantes durante su ejercicio profesional, en muchos casos, han sido de gran envergadura.

Sin lugar a dudas su trabajo más relevante fue la redacción del Plan General de Alicante en colaboración con Julio Ruiz Olmos, que comienza en el año 1968 y termina con su aprobación en el año 1973. Aunque su desarrollo nunca se llevara realmente a la práctica, dada la tardanza de su aplicación por parte de la administración local y su posterior sustitución en 1987 por el Plan actualmente en vigor, el documento redactado supone una importante reflexión sobre la ciudad de Alicante. Todavía hoy en día -27 años después- la ciudad no ha sido capaz de realizar alguna de las infraestructuras propuestas por García Solera (Vía Parque), o acaba de terminar otras que ya estaban planteadas en este documento (Gran Via, Prolongación de Alfonso el Sabio).

Como hacen Marius Beviá y Santiago Varela a la hora de sintetizar a grandes rasgos los directrices de este plan, cabe recoger los cinco puntos generales que Solera define en los esquemas generales del mismo: 1) impedir el crecimiento tentacular de la ciudad, 2) desarrollar la ciudad en paralelo al mar, 3) tratar de reducir la densidad media, 4) plantear remodelaciones interiores en la ciudad ya construida y 5) conservar la Huerta de Alicante (16).

La ciudad, prevista para 150.000 habitantes, se divide en 1) la ciudad representativa (la ciudad ya consolidada), 2) la ciudad residencial -al norte- vinculada a las zona de las playas, y 3) la ciudad de servicios y comunicaciones -al suroeste- que abarcaba desde el aeropuerto, ya en término municipal de Elche, hasta San Vicente del Raspeig, y que incluía una importante zona industrial, un mercado central vinculado a una estación de camiones, y un importante conjunto de infraestructuras ferroviarias.

Simultáneamente a la realización del PGOU de Alicante, García Solera realiza numerosos planes parciales que desarrollaban su propio Plan General, o que actuaban sobre otros términos municipales. Algunos de ellos intervenían sobre la ciudad consolidada (prolongación de Alfonso el Sabio), otros lo hacían sobre zonas industriales, o sobre zonas de segunda residencia del interior, o en zonas turísticas pegadas a la costa. Dentro de éstos últimos destacan dos documentos: el primero de ellos el Plan Parcial "La Cala" (Villajoyosa, 1973) -realizado en colaboración con Juan José Aroztegui Huarte- y que plantea una urbanización en unos terrenos lindantes con el término de Benidorm en la que se pretendía desarrollar la edificación en torno a un lago generado de forma artificial introduciendo el agua del mar en la concavidad formada por las montañas que rodeaban la bahía objeto de estudio.

En las imágenes de propaganda de la promotora y en la maqueta realizada se atisba un debate entre propuestas de imágenes extraídas de la arquitectura tradicional mediterránea (teja árabe, porches con arcos…) y una voluntad por parte del arquitecto de implantar soluciones más comprometidas con su discurso moderno.

En la década de los 70 comienza la urbanización de una franja de la costa vinculada a una de las playas del sur del término de Alicante (Plan Parcial "Urbanova", 1971), cuyo proceso ha continuado hasta la actualidad. García Solera realiza su propuesta urbanística para crear un núcleo turístico vinculado a la primera línea de playa.

La solución define grandes manzanas, rodeadas por un viario que recurre a formas orgánicas que huyen premeditadamente de una trama ortogonal (17). El vial que recorre paralelamente toda la costa se coloca por detrás del terreno previsto para la edificación, accediéndose a los edificios por viales de tráfico lento. Este planteamiento permite la creación un paseo marítimo peatonal junto a la playa, tranquilo y totalmente liberado del tráfico rodado.

ARQUITECTURA PARA EL TURISMO: ALICANTE Y BENIDORM (1963-1975)
Además de las propuestas urbanísticas de índole turística reseñadas en párrafos anteriores, García Solera resuelve diversos proyectos de urbanizaciones residenciales cercanas a las playas. Mientras la urbanización Maralic en la playa de San Juan (Alicante, 1963) resuelve el proyecto mediante bloques prismáticos de clara vinculación al Movimiento Moderno, en la urbanización Las Torres de la cercana playa de la Albufereta (Alicante, 1968) utiliza la modulación como elemento generador de la arquitectura. Pero el módulo empleado aquí sobrepasa las dos dimensiones de la planta para convertirse en un módulo espacial que mediante su disposición totalmente libre permite el tratamiento escultórico de la imagen del edificio (18).

Juan Antonio ejerce como arquitecto municipal en Benidorm de 1969 a 1975. De su producción en dicha ciudad cabe destacar sus ensayos sobre la utilización del hormigón visto como material de revestimiento, así como el tratamiento de las fachadas posteriores del edificio con rotundos paños de celosía que recorren de arriba a bajo todo el alzado. En este sentido la tipología hotelera, muy frecuentada por el arquitecto en su producción Benidormí, le permitía utilizar este tipo de cerramiento en toda la superficie de la fachada recayente al corredor de acceso a las habitaciones. Éstas, por el contrario, se orientaban al sur buscando desde sus terrazas las mejores vistas al mar. En el hotel Don Pancho (Benidorm, 1970) la fachada principal se curva (19), buscando mediante su geometría convexa una expresividad ajena a las estereotipadas fachadas aterrazadas, tan frecuentes en las zonas de costa.

LA REFERENCIA AALTIANA (1980-1989)
Un viaje a Finlandia, y el conocimiento de primera mano de la obra de Alvar Aalto, condiciona e influye de forma determinante en la producción arquitectónica de Juan Antonio García Solera durante la década de los 80, aunque el halo aaltiano seguirá apareciendo de forma más o menos evidente en gran parte de su producción posterior. Estas influencias finlandesas son destacadas por Carmen Jordá ya que, aunque tardías, son poco frecuentes en el panorama de la arquitectura contemporánea de la Comunidad Valenciana.

El edificio alicantino que ejemplifica este proceso es la Sede para el Colegio Oficial de Médicos (1982). Aunque la poética personal del arquitecto matiza la propuesta, hay claras referencias directas al maestro finlandés: la disposición en planta de las tres escaleras en el gran vestíbulo del edificio, los elementos decorativos del interior -principalmente en el salón de actos (20)-, la importante presencia del volumen de este espacio en la imagen exterior del edificio, y la solución de las claraboyas en la Biblioteca.

Pero donde el arquitecto denota con mayor claridad esta influencia de la arquitectura de Aalto, es en el importante complejo de la Escuela Nacional de Policía (Ávila, 1981-1989). Se trata del mayor proyecto construido del arquitecto, en el que se desarrolla un importante programa funcional con residencias, escuela, zona deportiva, campo de tiro, comedores, centro social, etc, y en el que destaca una vez más el gran volumen del salón de actos. Las imágenes de los diferentes edificios conjugan sus referencias cultas con el pragmatismo propio del arquitecto, definiendo un lenguaje propio que destila buen oficio y calidad constructiva. En este sentido destaca el cuidado diseño de los interiores, en los que los juegos de luces, los desniveles, el mobiliario, y en general cada detalle, juega un importante papel en la definición del espacio arquitectónico, en el que las referencias a la obra de Alvar Aalto son evidentes (21).

GRANDES PROYECTOS DE EDIFICIOS PÚBLICOS (1967-1999)
Conforme avanzamos cronológicamente en la trayectoria profesional de Juan Antonio García Solera, nos encontramos que disminuye sensiblemente su producción para clientes particulares y se centra en grandes proyectos públicos, principalmente realizados para el Ayuntamiento y la Diputación de Alicante. Como característica general se puede decir que muchos de ellos no han llegado a ejecutarse, pero es evidente que por su escala y calidad, cualquiera de ellos hubiera supuesto un hito en la arquitectura local.

Como excepción a esta regla general, junto al ya citado proyecto abulense, hay que citar el complejo del Hogar Provincial en la partida Orgegia (Alicante, 1968-1976), que resuelve el programa de residencia de ancianos y de escuela y residencia para niños con problemas familiares. En el corazón del proyecto se situa, a modo de pequeño convento, el alojamiento para una comunidad de religiosas que se debería encargar de la atención permanente de los dos colectivos residentes.

La planta define con contundencia el contraste entre las formas orgánicas vinculadas a las actividades de las religiosas, y la estricta ortogonalidad vinculada a las residencias y actividades de niños y ancianos. Aunque toda la planta es expresiva en este sentido, el contraste entre la curva que define el contorno de la capilla y el estricto rectángulo del salón de actos, es especialmente esclarecedor (22).

En 1968 nace el CEU (Centro de Estudios Universitarios) de Alicante, instalándose en los pabellones militares del antiguo aeródromo de Rabasa. Desde este primer momento Juan Antonio realiza el acondicionamiento de las dependencias militares para su uso universitario. Conforme avanzan los años las dependencias existentes se hacen insuficientes y se le encarga al arquitecto sendos proyectos de Escuela de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas (1972) y de Facultad de Medicina (1973) que fueron paralizados por los por los sucesivos cambios ministeriales de esos años. Ambas soluciones sorprenden por sus libres y sugerentes planteamientos volumétricos generados a partir de una malla ortogonal implacable. El encargo del proyecto de la Escuela de Óptica en el campus de la Universidad de Alicante (1997), actualmente en construcción y revestido mediante austeros paneles prefabricados de hormigón visto que refuerzan el juego volumétrico del edificio , hace en parte justicia a la importante labor desempeñada por el arquitecto durante los primeros años de la historia del CEU.

En 1967 con el proyecto para un Palacio de Convenciones comienza una serie de proyectos que pretendían dotar a Alicante de una infraestructura para la realización de congresos internacionales que complementasen la oferta turística de la ciudad. El proyecto realizado sobre una trama hexagonal que retoma geometrías y módulos ensayados por Corrales y Molezún en el pabellón español de la Exposición Universal de Bruselas nueve años antes, se presenta al Concurso Nacional de Arquitectura promovido por la Dirección General de Bellas Artes, siendo uno de los 12 proyectos seleccionados para la exposición.

Entre 1991 y 1993 García Solera elabora el proyecto de Auditorio y Museo Provincial en el Paseo de Campoamor (Alicante). Las dos fechas se corresponden con sendas soluciones que, independientemente de los edificios concretos, suponen una interesante propuesta urbanística para una zona emblemática de Alicante muy condicionada por ser punto de partida de dos importantes vías radiales de salida de la ciudad. Estas propuestas urbanas no habían sido las primeras del arquitecto para el paseo de Campoamor, ya que en 1980 y por encargo de la Diputación Provincial de la que Juan Antonio García Solera fue arquitecto por oposición desde 1959 hasta 1983, ya había realizado un proyecto de Museo Provincial en el mismo solar.

La propuesta de 1991 (23), pese a su quebrada geometría, denota la clara intención de relacionar peatonalmente el proyecto con el centro de la ciudad, diseñando una serie de espacios urbanos entre los diferentes edificios que van definiendo sucesivos puntos de interés al viandante. Mediante un complejo juego de pasos subterráneos para el tráfico rodado, se consigue vincular peatonalmente de forma directa el nuevo complejo con dos hitos de la ciudad del siglo XIX: el edificio de la plaza de toros y el pequeño parque del panteón de Quijano.

La solución de 1993 (24), definida por una geometría mucho más sencilla, no es tan radical en el acertado planteamiento urbano de la anterior aunque mantenga parte de sus posibilidades peatonales. Las dos soluciones comentadas evidencian el dominio que el arquitecto ha ido adquiriendo a lo largo de los grandes proyectos anteriores, a la hora de resolver edificios y complejos urbanos de gran escala.

La nueva administración política de finales de los 90 retoma el proyecto del Palacio de Congresos, pero ahora decide que su ubicación sea en la ladera del monte Benacantil como fin de perspectiva de la recién terminada prolongación de Alfonso el Sabio. El proyecto, actualmente en tramitación, recurre en este caso a un juego de volúmenes cilíndricos para implantarse en la concavidad de la montaña.

La fuerza de los volúmenes determinados por importantes paños ciegos o revestidos con celosías, el contraste de estos paños con superficies acristaladas situadas en un segundo plano, así como las tensiones horizontales generadas por los juegos de los volúmenes, suponen un nuevo ensayo de los recursos compositivos ya utilizados por el arquitecto en proyectos anteriores y que tienen su origen construido en el edificio de la sede del Colegio oficial de Médicos de Alicante.

A MODO DE CONCLUSIÓN
Es difícil en pocas páginas resumir una larga trayectoria profesional, densa tanto en cantidad como en calidad. Por ello, con seguridad, se han quedado en el tintero aspectos y proyectos de la obra de Juan Antonio García Solera, que podrían enriquecer el conocimiento de su trayectoria profesional.

Sin embargo, es al convivir con Juan Antonio en su despacho cuando se puede comprobar la dedicación a su trabajo y la ilusión que demuestra a la hora de abordar sus proyectos, y que mantiene hasta que quedan perfectamente definidos los últimos detalles constructivos de acabado del edificio por pequeños que puedan parecer. Esa ilusión y dedicación son las propias de todo espíritu creador, las propias de todo artista, y por lo tanto las de un arquitecto que como Juan Antonio García Solera, se preocupa de las posibilidades no solo funcionales y constructivas, si no también plásticas del objeto arquitectónico.

Esta es la dedicación y la inquietud que demuestra su arquitectura construida, y que ha convertido a su figura en obligado punto de referencia de los diferentes autores que han abordado el estudio de la arquitectura contemporánea de la ciudad de Alicante y de la Comunidad Valenciana. Esta es la dedicación que ha hecho posible la publicación de estas líneas, que no son mas que el testimonio por escrito del merecido reconocimiento del Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana a una trayectoria profesional, la de Juan Antonio García Solera, arquitecto.

When one has spent hours and hours among his professional files, it is difficult to write about the work of Juan Antonio García Solera with the required objectivity rather than allowing oneself to be carried away by the pleasure of contemplating his plans and drawings, in short, his architecture.

When Carlos Flores studied the Spanish architects’ reencounter with modern architecture during the 50s, after the "self-sufficiency" period of Franco’s Spain, he mentioned two generations of post-war architects who became firmly committed to a new architecture, distancing themselves from the régime’s preferences despite the adverse cultural environment.

The first of these generations was born around 1915 and graduated between 1941 and 1946 (Cabrero, Coderch, Valls, Aburto, Fisac, Moragas, Sostres). The second is that of the architects who started out on their careers in the early 50s. They include Bohigas, Martorell, Corrales, Molezún, Cubillo, García de Paredes, La Hoz, Correa, Milá, Ortiz Echagüe, Romany, Sáenz de Oiza, Sierra and Carvajal, among others.

Juan Antonio García Solera was born in Alicante in 1924. In 1953, soon after graduating from the Madrid School of Architecture - where he was in the same year as Javier Carvajal - he began to practise as an architect in his native city. García Solera is undoubtedly the representative in Alicante of the second generation mentioned by Carlos Flores, not only chronologically but also because of the significance of his architecture for this city.

FIRST SIGNS OF MODERNISM (1953-1958)
The 50s are the most combative decade in the careers of the architects of this second generation. The cultural environment of the second decade of Franco’s dictatorship still favoured the traditional styles and historical references that had been prevalent in the previous decade and the transition towards a modern architecture therefore had to be introduced gradually. The Hostal San Juan at Muchavista beach (El Campello, 1955), particularly the seaward elevation drawing (1), may be considered a small manifesto of modernity in the Alicante of the 50s. As Bevía and Varela have mentioned, this building, which was featured in the RNA at the time, is clearly related to the architecture of Coderch and introduces modernism to Alicante society through a reinterpretation of traditional architecture. However, the reference to the San Isidro de Albatera colony in the south of Alicante province (Fernández del Amo, 1953) would appear to be a closer and more direct parallel.

The adoption of an international language, closer to Rationalist orthodoxy than to approaches related to Mediterranean images, came with the project for the Industrial Engineering School (Alicante, 1957), where openings in the clean white prism are composed by means of the implacable module which defines the structure, painted in a navy blue that is almost black (2).

García Solera built a number of apartment buildings in the centre and new town areas of Alicante between 1956 and 1958. Although they are not the chronological pioneers of modernism in the city, they are notable for two fundamental contributions to the local panorama. One is the introduction of a radically modern design of the façades, completely dissociated from classic and academic composition criteria. The other is his generalisation of the use of various materials, both traditional and modern, that had hitherto been very little used in Alicante to define the image of a building, such as fair face brick, gressite, metal sections, expanses of glass or natural stone claddings. The building on the corner of Duque de Zaragoza and Rambla de Méndez Núñez streets (Alicante, 1958) is a good example of these features (3).


MOST-CITED WORKS (1960-1968)
Seven years after embarking on his career, the early 60s are a period of great maturity in the architecture of Juan Antonio García Solera. His major works show images of great force, clearly influenced by Neutra and Mies. The first project from this period is the clean prism of the Vistahermosa clinic (Alicante, 1960). Although this building is on a small scale, it stands out in the panorama of Alicante’s architecture because of the coherence of its language (4). Until recently the interior of the clinic still retained the light staircase of wooden steps hanging from the floor above, supported by fine metal sections, but a recent refurbishment has not left even this small demonstration of the fact that architectural quality begins with the coherence of the overall approach and ends with the conscientious design of the construction details.

One of the best examples of modern architecture in Alicante and, indeed, in the entire Valencian Community continues this work. The CESA building (Alicante, 1965-1974) is set in a pine wood and when one walks around its porticos it is difficult to imagine the trees existing without the building under their canopies (5). This architecture is curiously integrated into its natural surroundings despite its strict orthogonality, the result of a module which is repeated again and again, its four corners picked out by the fine metal structure (6).

The various pavilions are linked by concrete slabs that levitate on the black pillars (7). As in the clinic, in the CLESA building García Solera demonstrates great ease in the design of medium-scale buildings where the user genuinely feels at home despite the public nature of their uses. The omnipresent grey-painted metal structure gives the building a lightness that is directly linked to the architecture of Mies. This building has achieved recognition far beyond the regional level, as it has been included in two out of three of the latest national guides to architecture, published in 1996 and 1997.

Throughout the 60s, García Solera’s urban housing provides continual instances of a line of investigation that carries on from his first examples at the end of the 50s, as mentioned above. In this type of building the references to Catalan architecture in general and Coderch in particular are constant. An example is the massive use of Mallorcan-type shutters with adjustable slats in the El Parque building on the Avenida de Padre Vendrell (Alicante, 1964), which make this one of the strongest images in the residential architecture of Alicante from the 60s (8).

However, the apartment building from this period that has featured most often in books and magazines may well be that on Virgen del Socorro street (Alicante, 1964). What is most notable here, more than the composition or the material used on the façade, is the arrangement of the volumes within the plot and, consequently, the architect’s reflection on how an urban block of flats on a conventional site can generate a space of its own where nature is found a place and the users can enjoy a better quality of life (9).

On the subject of residential developments from the 60s, one project is half-way between building and town planning. This is the Vistahermosa residential complex (Alicante, 1962), which created a residential neighbourhood out of nothing, set down among the fields, at a tangent to the main road to Valencia.

García Solera already had experience of creating a social housing neighbourhood on the edge of a city, complete with a basic infrastructure of market, school, church, shops and social centre: the San Francisco de Sales district (Elda, 1957), where he used a modern language which was a far cry from the stereotype of this type of development at the time.

However, the language he used in the Vistahermosa complex – once again related to Coderch’s architecture – achieves a maturity and coherence it is difficult to find in the constructions on the edges of town in Spain in the early 60s. All the residential buildings are linked by footpaths covered by a thin layer of concrete. As in the CESA building, they are perfectly complemented by the vegetation that surrounds the buildings and constitutes the main infrastructure of the neighbourhood.

The buildings for public use (school, restaurant, shops, sports area, church) are inserted between the blocks and tower blocks in a totally natural way (11, 12). It is often difficult to see where the residential building begins and the public building ends. Each route generates its own perspectives and points of interest.

The quality of the design of this urban complex begins at the scale of the entire residential area and continues down to the design of even the smallest details, such as the parapets of the covered passages or the decorative elements of the church: stained glass, grilles, ceilings, sculpted relief work and so on.

The small school building is interesting, as is the church (13), one of the fine examples of García Solera’s religious architecture from the 60s such as the church of the San Francisco de Sales district (Elda, 1957), the church of Torrellano (Elche, 1960) or the chapel of the Hogar Provincial (Alicante, 1968).

During the first half of the 60s, García Solera built a number of family homes of great quality, linked to orthodox Rationalism. Their appearance is reminiscent of Coderch and Neutra. The image of the house he built for Markus Knoff in La Condomina (Alicante, 1964), a prism raised over the ground floor, conjures up images of the minimalist approach that is so fashionable in architecture nowadays (14). The obviously international style is tinged with Mediterranean references in other examples from the same period such as the Pérez Devesa house at San Juan beach (Alicante, 1962) or the house for Elisa Tovar at Vistahermosa (Alicante, 1963). Although this retains the idea of the prism raised above the floor below, the distribution of the ground floor is resolved more freely (15). The resulting image shows that when working out the brief for a family home, García Solera goes deeply into all the possibilities of composition and construction that modern architecture provides.

TOWN PLANNING (1968-1973)
Juan Antonio García Solera has always placed great importance on his facet as a town planner. The work he has done in this field has been a constant throughout his professional career and in many cases has been on a large scale.

His most outstanding work in this field is undoubtedly the preparation, together with Julio Ruiz Olmos, of Alicante’s General Plan. This began in 1968 and ended with its approval in 1973. Although it was never really put into effect, due to delays in applying it on the part of the city council and its replacement in 1987 by the Plan which is still in force, this document constitutes an important reflection on the city of Alicante. Even now, 27 years later, the city has not yet been capable of providing some of the infrastructures proposed by García Solera (Via Parque) or has just completed others that were already contained in this plan (Gran Vía, continuation of Alfonso el Sabio).

As Marius Veviá and Santiago Varela note in their synthesis of the master lines of this plan, Solera makes five general points when defining its overall guidelines: 1) stop the tentacle-shaped growth of the city, 2) develop the city parallel to the sea, 3) attempt to reduce the average density, 4) suggest remodelling operations in the inner city and 5) preserve the Huerta, the market garden area.

The city, designed for 150,000 inhabitants, is divided into 1) the representative city (already consolidated), 2) the residential city (to the north), linked to the beach areas and 3) the city of services and communications (to the southwest), running from the airport (within the boundaries of Elche) to San Vicente del Raspeig. This includes a major industrial zone, a central market connected to a lorry terminal and a large number of railway infrastructures.

At the same time as the Alicante General Plan, García Solera was drawing up numerous local plans, both detail plans within his own General Plan and plans for other municipal councils. Some of these refer to the consolidated city (continuation of Alfonso el Sabio) while others cover industrial areas, second home areas inland or tourist areas along the coast. An outstanding instance of the latter is the Local Plan for La Cala (Villajoyosa, 1973), together with Juan José Aroztegui Huarte, which proposed a development on land next to the boundary with Benidorm where the buildings would stand around an artificial lake made by drawing sea water into the bowl formed by the hills around the bay in question.

In the scale model and the developer’s publicity we glimpse a debate between images taken from traditional Mediterranean architecture (curved tiles, arcaded porches) and the architect’s desire to introduce solutions in greater accord with his modern discourse.

The development of a strip of the coastline along one of the beaches within the southern boundaries of Alicante (Urbanova Local Plan, 1971) began in the 70s and continues up to the present day. García Solera drew up this plan in order to create a sea front tourist nucleus.

The proposal defines large city blocks surrounded by a street system that deliberately avoids a right-angled layout and adopts organic forms (17). The road that runs parallel to the entire coastline is placed behind the land set aside for building so that access to the buildings is by slow routes. This approach enables a tranquil, completely traffic-free sea promenade to be created along the beach.

ARCHITECTURE FOR TOURISM: ALICANTE AND BENIDORM (1963-1975)
As well as his tourist-oriented planning proposals, mentioned above, García Solera carried out a number of projects for housing developments in the beach areas. Whereas the Maralik development at San Juan beach (Alicante, 1963) is worked out in prism-shaped blocks with a clear link to the Modern Movement, Las Torres is a development at the nearby Albufereta beach (Alicante, 1968) which employs a module system to generate the architecture. However, the module used here goes beyond the two dimensions of the floor plan and becomes a spatial module with a totally free arrangement that allows the image of the building to be handled sculpturally (18).

Juan Antonio was Benidorm’s town architect from 1969 to 1975. His outstanding work for this town includes his essays on the use of fair-face concrete as a cladding material and on the treatment of the rear façades of the building with emphatic stretches of screen-work that cover the entire elevation from top to bottom. Hotel buildings, a type that is very frequent in García Solera’s Benidorm period, enabled him to use this type of envelope over the entire surface of the façade on the side where the corridors are placed. These give access to the rooms on the opposite side, which face south to give the best views of the sea from their balconies. The main façade of the Don Pancho hotel (Benidorm, 1970) is curved (19). Its convex form seeks an expressiveness which is alien to the stereotyped balconied façades that are so frequent along the coastline.

THE INFLUENCE OF AALTO (1980-1989)
A trip to Finland, where he acquired first-hand knowledge of the work of Alvar Aalto, was a decisive influence on the architecture of Juan Antonio García Solera during the 80s, although the Aaltian spirit continues to be present to a greater or lesser extent in much of his later work. This Finnish influence is remarked on by Carmen Jordá as, although late, it is unusual in the contemporary panorama of the Valencian Community.

The building in Alicante that best exemplifies this process is the Official College of Physicians [Medical Association] headquarters (1982). Although the personal poetics of García Solera colour this project, there are obvious direct references to the Finnish master in the position of the three staircases in the great lobby, certain features of the interior decoration, mainly in the assembly hall (20), the emphasis on this space’s volume in the external image of the building and the use of the skylights in the library.

However, where he most clearly shows the influence of Aalto is in the large National Police School complex (Avila, 1981-1989). This is García Solera’s biggest built project, with an extensive brief of functions that includes dormitories, school, sports ground, firing range, refectories, social centre, etc. Here again the great volume of the assembly hall stands out. The images of the different buildings combine cultured references with his native pragmatism in a language of his own that exudes knowledge of his art and quality of construction. The meticulous design of the interiors is remarkable: the play of light, the changes in level, the furniture and, indeed, every detail, play an important part in defining the architectural space. The references to the work of Alvar Aalto are evident (21).

MAJOR PUBLIC BUILDING PROJECTS (1967-1999)
Over the years, Juan Antonio García Solera’s projects for private clients decreased considerably as he concentrated more on large public projects, mainly for the city council and provincial council of Alicante. Many of these projects never came to be built, but it is evident that the scale and quality of any of them would have made them landmarks in the local architecture.

An exception to the general rule, together with the police school in Avila, is the Hogar Provincial complex in the Orgegia district (Alicante, 1968-76), which comprises an old folks’ home and a home for children with family problems. A small convent for the nuns who look after the residents of both homes is placed at the heart of the project.

The ground plan marks a strong contrast between the organic forms that are linked to the activities of the nuns and the strict orthogonality of the residences and facilities for the children and the old people. Although the entire plan is expressive in this way, the contrast between the curve that defines the outline of the chapel and the strict rectangle of the assembly hall is particularly clear (22).

Alicante’s CEU (University Studies Centre) opened its doors in 1968 in the military buildings of the old Rabasa aerodrome, converted for university use by Juan Antonio. Over the years, the existing buildings proved insufficient and he was commissioned to prepare projects for the School of Civil Engineering (Technical Engineers) (1972) and the Faculty of Medicine (1973). These were halted by the successive changes of minister at the time. Both projects are surprising in their exciting, free approach to the volumes generated by an implacably rectangular grid. The Optics School on the University of Alicante campus (1997), currently under construction, is clad in austere prefabricated fair face concrete panels that underline the play on volumes of the building. This commission goes some way towards doing justice to the important rôle that García Solera played in the early years of the CEU.

The 1967 project for a Convention Palace was the first of a series of projects that were intended to provide Alicante with an international congress infrastructure to complement the city’s tourist facilities. Designed on a hexagonal grid that returns to geometries and modules tried out by Corrales and Molezún in the Spanish pavilion for the Brussels Universal Exhibition nine years earlier, the project was submitted to the National Architecture Competition convened by the Fine Arts Directorate General and was one of 12 selected for the exhibition.

Between 1991 and 1993 García Solera drew up projects for an Auditorium and Provincial Museum on Paseo de Campoamor (Alicante). The two dates give two different solutions which, irrespective of the buildings themselves, are interesting urbanistic proposals for an emblematic area of Alicante that suffers from considerable constraints as it is the starting point for two major roads out of the city. These proposals were not the first of García Solera’s for the Paseo de Campoamor: in 1980 he had already drawn up a project for a Provincial Museum on this same site at the request of the Provincial Council, of which he was official architect, by public competitive examination, from 1959 to 1983.

The 1991 proposal (23), despite its irregular geometry, demonstrates his clear intention of relating the project to the city centre by a pedestrian route. A series of urban spaces between the different buildings define successive points of interest for the passer-by. A complex set of underpasses for wheeled traffic allows a direct pedestrian link to be made between the new complex and two landmarks of the 19th century city: the bullring and the small park that holds Quijano’s pantheon.

The 1993 solution (24) is far simpler in its geometry and not so radical in approach as the very sound urban planning of the previous proposal, although it retains some of its pedestrian possibilities. Both solutions show the mastery of large scale buildings and urban complexes that García Solera had acquired in his previous great projects.

The new council, elected at the end of the 90s, has decided to return to the project for a Palace of Congresses but has moved the site to the slopes of Benacantil hill, to round off the perspective of the recently-completed continuation of Alfonso el Sabio. The project, which is currently at the licence application stage, employs a play on cylindrical volumes set in a hollow in the mountainside.

The force of the volumes themselves – large stretches of blank walls or screen walls contrast with the glazed surfaces behind – and the horizontal tension of the play on volumes are a new use of the compositional resources already used by García Solera in previous projects, starting with the Official College of Physicians [Medical Association] of Alicante as regards his built works.

BY WAY OF A SUMMARY
It is very difficult to summarise a long professional career which is as densely packed with quality as it is with quantity in a few pages. Inevitably, aspects and projects which could enrich our knowledge of Juan Antonio García Solera’s work have been omitted.

However, it is the hours spent with Juan Antonio in his studio that enable one to realise how dedicated he is to his work and how much unflagging enthusiasm he shows when working on his projects until the last construction details of the building’s finish have been perfectly defined, however minor they might appear to be. This enthusiasm and dedication are characteristic of all creative spirits, of all artists, and also of an architect such as Juan Antonio García Solera, who concerns himself with all the possibilities of the architectural object, not only with those concerned with function and construction but also with its plasticity.

This dedication and interest are evident in his built work and have made him an obligatory reference point for the various authors who have addressed the study of contemporary architecture in Alicante and the Valencian Community. His dedication lies behind the reason for publishing these lines, which are merely a written testimony of the richly-deserved recognition shown by the Official College of Architects of the Valencian Community’s award for a professional career, that of Juan Antonio García Solera, architect.

Edificio de viviendas en calle Duque de Zaragoza y Rambla de Méndez Nuñez, 1958. Foto de 1992 / Apartment building on the corner of Duque de Zaragoza and Rambla de Méndez Nuñez streets, 1958. Photograph 1992

Edificio de viviendas El Parque, Alicante, 1965. Foto de época / El Parque apartment building, Alicante, 1965. Period photograph.

Complejo Vistahermosa, Alicante, 1962. Foto actual / Vistahermosa complex, Alicante, 1962. Modern photograph

Urbanización Las Torres, Alicante, 1968 / Las Torres development, Alicante, 1968

Hotel Don Pancho, Benidorm, 1971. Fachada principal. Foto actual / Hotel Don Pancho, Benidorm, 1971. Main façade. Modern photograph

 

CESA. 4 pabellón  (1974). Foto actual / CESA. 4th pavilion (1974). Modern photograph Edificio de viviendas en calle Virgen del Socorro, Alicante, 1964. Foto actual / Apartment building on Virgen del Socorro street, Alicante, 1964. Modern photograph Complejo Vistahermosa. Alzado general /  Vistahermosa complex. Site elevation Complejo Vistahermosa. Planta general / Vistahermosa complex. Ground plan Complejo Vistahermosa. Iglesia y viviendas. Foto de época / Vistahermosa complex. Church and housing. Period photograph

 

Casa Knoff . Foto de época, 1964 / Knoff house. Period photograph, 1964 Casa Tovar. Foto de época, 1963 / Tovar house. Period photograph, 1963 Plan General de Alicante, 1968-1973. Esquema director / Alicante General Plan, 1968-1973. Sketch of concept Plan Parcial Urbanova, Alicante, 1971. Detalle del plano general, primera solución / Urbanova Local Plan, Alicante, 1971. Detail of the site plan, first solution Colegio Oficial de Médicos, Alicante, 1982. Interior del Salón de Actos. Foto actual / Official College of Physicians, Alicante, 1982. Interior of assembly hall. Modern photograph

 

Escuela National de Policía, Avila, 1981-1989. Biblioteca / National Police School, Avila, 1981-1989. Library. Period photograph Hogar Provincial, 1968-1976. Planta baja / Hogar Provincial, 1968-1976. Ground floor Complejo de Campoamor. Planta de la primera solución, 1991 / Campoamor complex. Site plan of first solution, 1991 Complejo Campoamor. Maqueta de la segunda solución, 1993 / Campoamor complex. Model of second solution, 1993