Premio COACV 1999-2000/1999-2000 COACV Prize
Espacios exteriores/Exterior spaces

Autores del proyecto/Project authors:
María Teresa Santamaría, Ingeniero Técnico Agrícola/Agricultural Technical Engineer
Antonio Gallud,
Arquitecto/Architect
Carlos Campos,
Arquitecto/Architect
Miguel del Rey,
Arquitecto/Architect

Jardín de las Hesperides, Valencia
Hesperides Garden, Valencia

 

LA IDEA DEL JARDÍN: SÍMBOLO, LUGAR Y TIEMPO

Este proyecto intenta redescubrir, desde  una  interpretación particular, el mundo de los aromas, murmullos de agua y riqueza de los sentidos que tanto caracterizó a los jardines valencianos de otro tiempo. Como excusa se ha retomado el relato mitológico del Jardín de las Hespérides, interpretado por medio de diferentes especies vegetales y tres esculturas que representan a Hércules, a la metamorfosis de las ninfas en árbol, y a la Venus Afrodita protectora de los jardines y huertos. Con el telón de fondo de los muros de ciprés intermitentes, y la presencia de agua que mana de la fuente y acompaña en su recorrido a la colección de cítricos, se va desarrollando el jardín.

Por medio de  este  carácter simbólico, el lugar adquiriría un nuevo contenido más allá del propio espacio destinado a juegos o paseos, característicos de muchas de las áreas libres de nueva creación, difuminando sus usos en una gama de situaciones que trasciende la inmediatez antes referida.

Nuestro propósito es proyectar un jardín, en su más estricta etimología, un espacio para la experimentación de otras sensaciones, relacionadas muchas veces con los aspectos más íntimos de la persona. Si es un espacio lúdico, lo será siempre en relación con la cultura. No se pretende un área de manifestaciones cívicas multitudinarias, existen otros espacios que pueden acoger mejor dicho cometido. Aquí todo se pretende que sea contenido en su dimensión. Sólo en los pequeños espacios se podrá percibir un aroma, un susurro de una hoja o el leve murmullo de la acequia.

El emplazamiento del jardín  puede resulta peculiar, por cuanto en su entorno existen un buen número de espacios verdes de distinta cualificación:
el Jardín Botánico, de carácter fundamentalmente histórico y científico; el Jardín del Turia, de gran dimensión e impacto paisajístico en la ciudad y el bulevar de la Gran Vía de Fernando el Católico, sistema viario de gran trascendencia no sólo en cuanto a su capacidad circulatoria sino también por su particular sección y dimensiones.

Ante este lugar y dada la reducida dimensión del solar objeto del proyecto, cabía pensar en retomar dos de las cualidades históricas más significativas de los jardines: por un lado el carácter específico sugerido por el Jardín Botánico y por otro lado  incidir en  su condición de espacio fundamentalmente relacionado con la meditación a la vez que lúdico. La colindancia con el Jardín Botánico, de la que sólo le separará su vallado, permite que un jardín de colección pueda considerarse una parte del propio Botánico. El hecho de que esta colección sea de agrios tiene que ver con la pérdida de una importante colección de cítricos que contenía el Botánico el pasado siglo; pérdida que implicó el olvido del último reducto del mundo ornamental de los cítricos y la posibilidad de utilizar sus técnicas tradicionales en los jardines, dirigiendo las ramas de estas plantas para formar espalderas y cubrir muros.

El proceso de diversificación botánica que actualmente vemos en las ciudades, ha sido positivo en muchos aspectos  pero ha dejado atrás un tipo de jardín que fue idóneo para nuestras condiciones de clima y suelo, que se podía identificar con esta ciudad. De hecho, hemos sufrido una  pérdida  al olvidarnos de aquellos jardines en los que nunca faltaban los limoneros, naranjos y cidros, el mirto y el jazmín, plantas aromáticas heredadas de los jardines árabes, y la palmera, que destacaba en altura como árbol majestuoso y siempre, el ciprés.


LA PROPUESTA
El jardín se propone como un "hortus conclusus", perimetrado por un vallado que se hace opaco hacia las zonas de mayor circulación y peor orientación solar. En el resto se abre puntualmente, a modo de guiños, que sugieren al transeúnte la posibilidad de entrar en el mundo diferente del espacio ajardinado.

El jardín se aprieta contra el vallado del Botánico, apropiándose de un tramo de la calle Gaspar Bono que pasa así a ser parte del propio jardín.
Dos accesos de gran tamaño se emplazan en dicho encuentro de la calle, entradas principales cuyas puertas metálicas recogen frases descriptivas del mito de las Hespérides. Otros dos accesos, emplazados en el Paseo de la Petxina y frente a la iglesia de los Jesuitas, mantienen la continuidad del
cercado perimetral, materializándose con el mismo tratamiento que aquél: hormigón armado.

La estructura geométrica del jardín es muy estricta, de modo que siempre sugiera la racionalidad de un espacio de colección vegetal, puesto que el trazado quedará difuminado por la propia vegetación, aportando ésta la componente más próxima al mundo de las sensaciones. De  este modo los componentes formales del jardín se disponen en una trama ortogonal. En el lado de poniente, tres terrazas longitudinales decrecientes en altura hacia el interior del jardín. En el lado del sur una pérgola que acompaña el acceso, deslizando lateralmente sobre el mismo y permitiendo una visión global del mismo previa a introducirse en él. En el lado de levante se lazan los muros de ciprés recortado, a modo de secuencias visuales según se avanza desde la calle Gaspar Bono o en una visión total, teatral diríamos, sobre el cierre del Botánico coronado por el magnífico perfil de las copas de su arbolado.

El espacio central del jardín se configura como una explanada desde la cual el visitante puede asistir al espectáculo de las diferentes imágenes mencionadas o contemplar los episodios del referente argumental antes indicado: el árbol de los frutos de oro, las esculturas de las ninfas y su metamorfosis en árboles, la escultura del héroe o el fantástico dragón, también metamorfoseado en serpiente. Este espacio, lejos de convertirse en un lugar desolado, muestra una gran riqueza de vegetación arbustiva y de diferentes texturas de suelos, todo abrazado por la vegetación antes descrita. Esta variedad de vegetación y material inerte se tiende como una alfombra cambiante con un ritmo desigual como contrapunto de la geometría ortogonal básica, zigzagueando hacia las fugas sugeridas por los muros de ciprés.

El agua es otro de los componentes fundamentales de la historia de los jardines. En este caso plantea varios episodios que sorprenden al viandante. Una fuente mana en el punto más alto del jardín, escondida entre los agrios. Su forma es laberíntica sugiriendo misterio. El agua brota del suelo y se desliza por canalillos que recorren las terrazas de agrios, sumergiéndose en su tramo final y discurriendo enterrada bajo la explanada, vuelve a emerger en el estanque donde se reflejan las ninfas metamorfoseadas en árboles. Por último otro estanque, éste más recóndito, mantiene el agua en quietud, rodeado de muros y cipreses. En él la diosa protectora de los jardines se asoma y constituye un lugar de especial calma.

THE IDEA OF A GARDEN: TIME, PLACE AND SYMBOL

This project is a personal interpretation that attempts to rediscover the world of aromas, murmuring water and sensual richness that was so much a feature of the old time Valencian gardens. The chosen pretext, the mythical tale of the Garden of the Hesperides, is interpreted through various plant species and three sculptures: Hercules, the metamorphosis of the nymphs into trees and Venus Aphrodite, protector of gardens and orchards. The garden gradually develops against the background of a series of cypress walls and the water that wells from the fountain and runs alongside the citrus collection grove before continuing on its way.

Because of its symbolic nature, the place acquires a new content that surpasses a space set aside for playing or walking, typical of many newly created open spaces, as these uses are diffused into a range of situations that transcend such immediacy.

The aim was to design a garden in the strictest sense, a space where other sensations, often related to a person’s innermost being, can be experienced. Although it is a place to play, this is always linked to culture. There is no need to provide an area for massive public events as the city has other spaces far more suited to such a purpose. Here, everything is intended to be contained in its own dimension. A wafting scent, a whispering leaf or the gentle murmur of the water can only be perceived in small spaces.

The location of the garden may appear peculiar, given the number of green spaces of different types in the neighbourhood: the Botanical Garden, basically historical and scientific; the great Turia Garden, with its impact on the landscape of the city, and the boulevard down Gran Vía Fernando el Católico, a major road which not only carries a large volume of traffic but is also of great importance because of its particular cross-section and size.

Given the site and the limited size of the plot in question, it seemed appropriate to consider returning to two of the most significant qualities of historical gardens: their specific character, suggested by the Botanical Garden, and being a space that is basically related to meditation as well as play.

A garden containing a collection, side-by-side with the Botanical Garden from which it is only separated by a wall, can be considered part of the Botanical Garden. The fact that it is a citrus collection has to do with the loss of a major citrus collection the Botanical Garden had last century. Its loss effaced the memory of the last redoubt of the world of ornamental citrus cultivation and the possibilities of using its traditional techniques in gardens, training these species into espaliers and wall cover.

The ongoing botanical diversification we are seeing in cities nowadays has been beneficial in many ways, but has led to the abandonment of a type of garden that was perfect for our soil and climate and was identified with our city. It is our loss to have forgotten the gardens where there were always lemon, orange and citron trees, myrtle and jasmine (perfumed species that we inherited from the gardens of the Moors), majestic palm trees standing high in the sky and the ever-present cypresses.

THE PROPOSAL

It is proposed to make the garden a "hortus conclusus", a walled garden, surrounded by a wall that is opaque on the sides with most traffic and least sun and opens at intervals on the remaining sides, as though winking to the passer by and suggesting the possibility of entering into the different world of the garden.

The garden presses up against the wall of the Botanical Garden, taking over a stretch of Gaspar Bono street and making it part of the garden proper. Two large entrances are located at the points where the garden meets the street. References to the myth of the Hesperides are written on the metal gates of these main entrances. The other two entrances, on the Paseo de la Petxina and in front of the Jesuits’ church, maintain the continuity of the garden wall by being made of the same material, reinforced concrete.

The geometrical structure of the garden is very strict, so it always suggests the rationality of a space that houses a plant collection even though the layout is blurred by the vegetation, the component that is closest to the world of sensations. The formal components of the garden are set out on a right-angled grid. On the western side, three longitudinal terraces of decreasing height move towards the interior of the garden. On the southern side, a pergola stands beside the entrance. Before crossing the threshold, as the pergola slides sideways into it, the entrance is in full view. On the eastern side, the walls of clipped cypress are linked in a visual sequence as one advances from Gaspar Bono street or are viewed as an almost theatrical set against the wall of the Botanical Garden, crowned by the magnificent silhouette of its tree canopy.

The central space of the garden takes the form of an esplanade. From here, the visitor can observe the spectacle of the different images mentioned above or contemplate the episodes of the garden’s theme: the tree of golden fruits, the sculpture of the nymphs’ metamorphosis into trees, the sculpture of the hero and the fantastic dragon that metamorphoses into a snake. This space is far from desolate, as it has a great richness of bushes and of different ground textures. The whole is embraced by the vegetation described above. As a counterpoint to the basic right-angled geometry, this variety of vegetation and inert materials spreads out like a changing carpet with variations in rhythm, zigzagging towards the vanishing points suggested by the walls of cypress.

Water is another of the basic components in the history of gardens. In this case it creates different situations to surprise the passer-by. A fountain wells up at the highest point of the garden, hidden among the citrus trees. It has a labyrinthine form, suggesting mystery. The water wells from the ground and runs in small channels along the citrus terraces. As these end it moves underground and runs under the esplanade, where it surfaces in the pond that reflects the nymphs turning into trees. Finally another, more hidden pond, surrounded by walls and cypresses, holds the water still. The goddess who protects gardens appears at this point, a place of particular calm.











Cliente / Client: Ayuntamiento de Valencia, Servicio de Proyectos Urbanos / Valencia City Council, Urban Projects Service
R. Jiménez, Arq. Jefe /
Chief Architect
A. Medina, Arq. Coordinadora /
Coordinating Architect

Escultura / Sculpture
Autor /
Artist:
Miklós A. Pálfy
Fundición /
Foundry:
Eduardo Capa S.A.

Arquitecto Técnico / Technical Architect:
Rafael Pastor

Contratista / Contractor:
UTE, Vías y Dalmau

Fecha proyecto / Project date:
1998-2000

Fotografía / Photographs:

Bleda & Rosa,
Miguel A. Valero,
Antonio Gallud y
Miguel del Rey