Vicente Valls Abad Premio COACV 2003-2004/2003-2004 COACV Prize
Trayectoria Profesional/Professional Career
José Parra Martínez – Carlos Meri Cucart

 

Grupo “Antonio Rueda” de 1002 viviendas tipo social, Valencia. Planta y alzados bloque 8 plantas/Antonio Rueda complex of 1002 social housing type flats, Valencia. Floor plan and elevations of 8-storey block


Grupo “Antonio Rueda” de 1002 viviendas, Valencia. Maqueta general/Antonio Rueda complex of 1002 flats, Valencia. Site model

Grupo “Vicente Mortes” de 1200 viviendas, Valencia. Vista parcial, bloques 12 y 5 plantas/Vicente Mortes complex of 1200 flats, Valencia. Partial view of 12 and 5 storey blocks

Colegio “El Vedat” en Torrente (Valencia). Vista de uno de los pabellones de aulas/El Vedat school, Torrente (Valencia). View of one of the classroom blocks

Maqueta anteproyecto, hotel en urbanización “Campoamor”, Costa de Murcia/Model, preliminary proposals for hotel in Campoamor development, coast of Murcia

Algunos comentarios en torno a la obra de Vicente Valls

Las siguientes observaciones, que tal vez no sean más que meros apuntes, intentan y permiten una reflexión de carácter más general tomando como excusa la obra del arquitecto valenciano Vicente Valls, a quien el Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana acaba de conceder el título de Mestre d’Arquitectura. Esta distinción que, anualmente, otorga este Colegio de Arquitectos como reconocimiento a una trayectoria profesional, deja a un lado la atención hacia una realización concreta y pretende poner en valor el conjunto de una serie de obras ejemplares que el paso del tiempo ha tornado “anónimas”, haciendo que las apreciemos más por lo que en realidad son que por la persona que las proyectó. En este proceso, el tiempo ha ido matizando la presencia y significación de los edificios en la ciudad; en la misma medida en que ha ido haciendo caer en el olvido -más o menos injustamente- a los autores de las mismas. Bien esta que así sea, pues es necesario acabar con la idolatría, especialmente en una época como la nuestra en la que el culto al nombre propio distorsiona la percepción de la obra, hasta el punto de anular cualquier visión crítica que permita comprender el verdadero alcance de las cosas.

Al revisar fotografías de edificios de Vicente Valls, descubro al autor de gran cantidad de obras que, al pasear por las calles de la ciudad de Valencia, siempre había apreciado por el grado de sencillez y verdad con el que resolvían problemas urbanos o arquitectónicos y porque mostraban claramente la creencia del profesional que estaba detrás en el trabajo que se realizaba; sabiendo además que su responsable, ciertamente, debía ser un gran arquitecto, aunque desconociera su nombre. Es posible que ahora, al publicar estas imágenes, otras personas experimenten la misma sensación que yo trato de describir y que también asocien por fin el nombre de Vicente Valls con unas estupendas realizaciones, haciendo que en su memoria perviva ya un vínculo obra-autor, cuya unión había desdibujado el tiempo.

La arquitectura de Vicente Valls trasluce una serie de actitudes que evidencian la creencia en los postulados de la modernidad como conceptos que retraen a un concepto más amplio: el de “civilización”. Y está la voluntad individual, el empeño silencioso por asumir en nuestra cultura y en el contexto particular de nuestras latitudes la civilización moderna que estaba transformando Europa desde principios del siglo XX, pero que el trauma de la Guerra Civil había alejado de nuestro país.

Tal vez sea ésta la idea que más desearía resaltar, la creencia y la fe en que tan solo desde el rigor que caracterizó la generación de Valls puede haber futuro para las ciudades y para la arquitectura. Pues frente al culto a la individualidad, el culto a la civilización desarrollada por individuos concretos en lugares específicos.

Sólo resta contemplar en silencio estas imágenes y reflexionar sobre ellas, aprender de sus soluciones y seguir evolucionado, mas allá de las circunstancias.

Carlos Meri Cucart

A few remarks on the work of Vicente Valls

The work of Vicente Valls, the Valencian architect who was recently awarded the title of Mestre d’Arquitectura by the Official College of Architects of the Valencian Community, provides an excuse for the following comments, or perhaps merely notes, which attempt, and allow, a more general reflection. The distinction for lifetime achievement which this College of Architects awards annually turns aside from the attention paid to particular buildings, as it aims to draw attention to the value of an entire series of exemplary works that have become ‘anonymous’ with the passage of time, making us appreciate them more for what they really are than for the person who designed them. Time, in this process, has toned down the visibility and significance of the buildings in the city, to the same extent that it has gradually led their architects to be forgotten, more or less unjustly. This is all to the good, as we need to do away with idolatry, particularly in an age such as ours when the cult of big names distorts the perception of the work to the point of destroying any critical view that would allow the true scope of things to be understood.

While looking through photographs of buildings by Vicente Valls, I have discovered the creator of a great number of works which, as I walked around Valencia, I had always appreciated because of the degree of simplicity and truth with which urban or architectural problems had been solved and because they obviously showed that the architect behind them believed in the work he was doing; I had also known that although I did not know his name, whoever was responsible for them was certainly a great architect The publication of these images may perhaps now give other people the same feeling as I have attempted to describe and they too may finally associate the name of Vicente Valls with some superb buildings, so that the link between the work and the architect that had become blurred by time lives on in their memory.

The architecture of Vicente Valls reveals a series of attitudes that show his belief in the postulates of the Modern Movement as concepts that lead back to a wider concept, that of ‘civilisation’. There is also the individual willpower, the silent determination, in the particular context of this land and its culture, to adopt the modern civilisation that had been transforming Europe since the early 20th century but had been banished from Spain by the trauma of the Civil War.

This idea that I would like to emphasise most, perhaps, is his belief and faith that only through the rigour that characterised his generation could there be a future for cities and for architecture. Rather than the cult of individuals, therefore, this means the cult of a civilisation developed by specific people in specific places.

All that remains to be done is to contemplate these images in silence and reflect on them, learn from their solutions and continue to develop, rising above circumstances.

Carlos Meri Cucart

Edificio periódicos “Levante” y “Jornada”. Avda. del Cid, Valencia/Levante and Jornada newspapers building, Avda. del Cid, Valencia

Maqueta grupo “Antonio Rueda” de 1002 viviendas en Valencia. Vista parcial conjunto y edificios en 8 plantas/Model of Antonio Rueda complex of 1002 flats, Valencia. Partial view of complex and 8-storey blocks

Centro sanitario municipal. Avda. Navarro Reverter esquina a Plaza de América, Valencia/Municipal health centre. 		Corner of Avda. Navarro Reverter and Plaza de América, Valencia

Maqueta proyecto de urbanización del Polígono de Campoamor, Valencia/Model of development plan for Campoamor estate, Valencia

 

 

Edificio viviendas en C/Barcelona nº 2 a 8, Valencia/Block of flats, C/Barcelona nos. 2 to 8, Valencia

Edificio viviendas en Avda. del Puerto esquina a C/Antonio Suárez, Valencia/Block of flats, corner of Avda. del Puerto and C/Antonio Suárez, Valencia

Grupo apartamentos “Tres Carabelas” en la playa de El Perelló, Valencia. Vista parcial/Tres Carabelas apartment complex, El Perelló beach, Valencia. Partial view

Vicente Valls, que a sus 81 años ha recibido del Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana la distinción de Mestre Valencià d’Arquitectura, como reconocimiento al conjunto de su obra, es natural de Alcoy, donde nació en 1924. Estudió la carrera de Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid y obtuvo el título en 1951 alcanzando en 1965 el grado de Doctor Arquitecto. Sin embargo y aunque realizó una breve incursión en el ámbito de la de la docencia universitaria cuando, durante el curso 1969-70 impartió clases de Construcción II en la Escuela de Arquitectura de Valencia, su vida ha estado esencialmente vinculada al ejercicio libre de la profesión. El gran número y la calidad de sus obras proyectadas y construidas avalan la solvencia de una trayectoria que él mismo sólo quiere definir como una vida de dedicación, exigencia y trabajo para ofrecer a su cliente el mayor rigor en las soluciones aportadas.

En efecto, Vicente Valls es, ante todo, un arquitecto de oficio forjado en la responsabilidad. Siendo estudiante de arquitectura, ante la irremediable enfermedad de su padre, el también arquitecto Vicente Valls Gadea y con la comprometida situación familiar de ser el mayor de nueve hermanos, se vio en la obligación de adelantar dos cursos por año para sin tiempo que perder, ocuparse del estudio, encargos y clientes de su padre. Inició de esta forma, tan abrupta y difícil, su carrera profesional en 1951, dirigiendo las obras ya en curso de varios edificios de viviendas.

Ese mismo año accedió por oposición al cargo de arquitecto del Instituto de Colonización, obteniendo el número uno, pero por motivos familiares tuvo que renunciar a la plaza. En 1953, también por oposición, se convirtió en arquitecto al servicio de la Hacienda Pública, siendo destinado primeramente a Albacete (1954-57) y más tarde a Valencia, hasta que solicitó la excedencia en 1961 para poder hacer frente a su labor como arquitecto de la Obra Sindical del Hogar (OSH) ya que en 1957, precisamente el año de la Riada del Turia, había sido nombrado funcionario de dicha institución para la que proyectó y construyó soluciones de urgencia materializadas en los importantes grupos de viviendas sociales por los que principalmente es conocido.

En esa misma época sustituye a su padre -que además era arquitecto municipal de Valencia- en la Compañía de Tranvías y dirige algunos grupos escolares, a la par que proyecta diversos conjuntos de viviendas para cooperativas de obreros, como las de Tabernes Blanques, Chelva, o el Grupo San Rafael en Buñol, encargado por la Compañía Valenciana de Cementos.

Paralelamente, en el campo de la promoción privada dirige en Valencia la obra para Gerardo Bacharach del bloque de viviendas del chaflán Cirilo Amorós e Isabel la Católica (1956-57) que había proyectado Luis Gutiérrez Soto. En este caso, Vicente Valls -que sólo se reunió con el conocido arquitecto en las tres ocasiones éste que visitó la obra- se hizo cargo de toda la materialización del proyecto y a él se debe el cuidado y expresivo despiece de ladrillo que caracteriza la imagen del edificio.

Entre los importantes trabajos de arquitectura y planificación urbanística realizados para la Administración entre los años 50 y 70 y, generalmente, llevados a cabo en colaboración con otros arquitectos también funcionarios, destacan el Grupo de viviendas “Vicente Mortes” (1972-74), en colaboración con García Sanz y Mensua, de 1200 viviendas, en el Polígono Fonteta de San Luis, avenida Hermanos Maristas de Valencia; el Grupo “Virgen de los Desamparados” (1954-62) de la Avenida del Cid, también en Valencia junto con Costa, Cabrero y Tatay; o las 1800 viviendas del Barrio de la Paz, en el Polígono Vistabella (1960-62) en Murcia. Publicadas en la revista Hogar y Arquitectura y, actualmente, objeto de una controversia entre vecinos, Ayuntamiento y promoción privada, cuya disputa ha suscitado dos bandos enfrentados, uno, a favor de su demolición y posterior especulación con el suelo y, otro, decidido a conservar y rehabilitar este conjunto de notables valores arquitectónicos, excelente implantación urbana y gran calidad ambiental, fruto de una reflexión sobre ciudad, espacios públicos, zonas verdes y vivienda social que aún hoy sorprende por su insólita vigencia.

Por supuesto, dentro de este mismo ámbito de la residencia colectiva promovida por los poderes públicos se debe subrayar la relevancia del Grupo de 1000 viviendas “Antonio Rueda”, (1969-72), una obra ya sin titubeos, realizada en colaboración con los arquitectos García Sanz y Marés, en la avenida de Tres Forques en Valencia.

Construido en las etapas finales de las conocidas iniciativas de alojamientos sociales y de políticas viviendísticas de los sucesivos gobiernos franquistas desde la posguerra a los años 70, la experiencia del Grupo “Antonio Rueda” pone de manifiesto la importancia y la necesidad de realizar una arquitectura de calidad a partir de las restricciones impuestas por una férrea normativa oficial que, en este caso, es meticulosamente cumplida hasta la última de sus puntualizaciones.

Esta gran operación residencial, también vinculada al desaparecido organismo de la Obra Sindical del Hogar, supone la construcción de un polígono de 1002 viviendas subvencionadas en régimen de Renta Limitada. El complejo se asienta sobre un terreno de considerable superficie ubicado en la periferia de la ciudad de Valencia, un ámbito geográfico y social que, en aquellos años, se estaba poblando a través de numerosas promociones estatales que canalizaban la emigración del campo a la ciudad y, por supuesto y aún en esa fecha, continuaban realojando a los damnificados de las dramáticas inundaciones del río Turia.

El trasfondo de todas estas iniciativas de vivienda social no es difícil de rastrear. Los postulados modernos habían sido ya plenamente asumidos por una generación de arquitectos que también había asistido a la construcción los Poblados Dirigidos de Madrid, Castilla y Andalucía, terminados hacía relativamente poco tiempo y ya ocupados. De hecho, se pueden apreciar incluso ciertos paralelismos en la organización en torno a espacios públicos y edificios dotacionales de los bloques que configuran el conjunto de “Antonio Rueda” con los de “Caño Roto” (1957-59) de Iñiguez Onzoño y Vázquez de Castro. También el resultado formal del Grupo “Antonio Rueda” parece deudor del Poblado madrileño, al incorporar elementos constructivos a los que confía una imagen final de claros ecos racionalistas.

Ahora bien, en el caso de las viviendas de Valencia, la ordenación urbanística se plantea desde otros supuestos -nada tienen que ver las condiciones topográficas y ambientales- y ésta fundamentalmente queda articulada sobre la base organizativa de módulos vecinales de unas 200 viviendas en torno a espacios públicos, a los que el arquitecto denomina unidades cívicas. Dichos módulos son repetidos sucesivamente, definiendo la estructura del conjunto, que resuelve su implantación urbana a través de un mecanismo de adición y facilita la lectura global de la intervención. Pero a su vez la estrategia planteada es lo suficientemente flexible para asumir y adaptarse a las irregularidades geométricas de cada unidad o del solar en su conjunto.

De modo similar a como procedía en el proyecto para el citado Polígono de Vistabella en Murcia, en el Grupo “Antonio Rueda”, Vicente Valls recurre al vaciado estratégico de zonas ajardinadas de uso vecinal y público que amplifican la calidad ambiental y redundan en la cualidad urbana de la arquitectura planteada. Ahora también, en el caso del conjunto de Tres Forques los arquitectos realizan una previsión para hipotéticos equipamientos colectivos que, más tarde, sirvieron de manera efectiva como base para la construcción real de infraestructuras educativas. Dicha previsión, en última instancia incidía sobre la volumetría de cada unidad, que termina siendo conformada por dos bloques paralelos de ocho plantas, otro perpendicular de cuatro donde se localizan los bajos comerciales y una plataforma de conexión que recoge viviendas unifamiliares en dúplex -de nuevo se toman decisiones que remiten a “Caño Roto”. Completan el conjunto dos torres de doce plantas situadas en los extremos.

El propio Vicente Valls, al referirse al Grupo “Antonio Rueda”, afirma que ante las limitaciones impuestas por los mínimos presupuestarios 1 y la estricta normativa que definía hasta dimensiones específicas para cada estancia, distribuciones, geometrías, posiciones de mobiliario e independencias, los esfuerzos de su equipo de arquitectos tuvieron que concentrarse fundamentalmente en la planificación de los espacios libres y la implantación de los bloques -para los que la norma sí permitía una mayor libertad- que se trató de aprovechar proyectando lugares de relación que facilitaran la convivencia y el disfrute de los futuros usuarios de las viviendas. Huyendo así de cualquier referencia conceptual directa al proyecto moderno, Vicente Valls expone sencillamente que su trabajo en realidad se limitó a crear auténticos espacios de relación, convencido de que el adecuado soleamiento, los jardines y el arbolado posibilitarían un lugar mejor y un ambiente más humano que los vecinos sentirían como propio. Esta actitud revela de nuevo al mejor Valls, el arquitecto de oficio que, como muchos otros auténticos profesionales en aquellos años, habiendo asumido -incluso, tal vez podría decirse que de manera inconsciente- los postulados modernos, tanto contribuyeron al progreso 2 de la arquitectura porque su trabajo, alejado de cualquier innovación gratuita simplemente pretendía resolver de manera inteligente los problemas que se planteaban, agotando siempre todas las posibilidades de los escasos medios disponibles.

Además de esta importante faceta como arquitecto al servicio de la Administración y como autor de notables ejemplos de arquitectura residencial en conjuntos de viviendas sociales, Valls desarrolló un trabajo prolijo en otros campos de la arquitectura, donde también llevó a cabo actividad profesional.

Durante los años 1970-71 es nombrado arquitecto del Ministerio de Educación y Ciencia, dirigiendo diversas obras entre las que habría que citar la remodelación de la Facultad de Ciencias Económicas, actualmente Facultad de Filología en el Paseo de Blasco Ibáñez de Valencia, y la codirección del Instituto Politécnico -actual Escuela de Arquitectura Técnica y origen de la Universidad Politécnica de Valencia-, junto con los arquitectos Hernández y Prat.

En el terreno de la promoción privada no deben dejar de mencionarse algunas obras significativas de las que es autor o en las que participó activamente. Varias de estas obras fueron realizadas para clientes muy representativos de la sociedad de la época por su vinculación a los grandes encargos arquitectónicos de la Valencia de los años 50 y 60 como la inmobiliaria VICOMAN, introductora en la ciudad de las comunidades de propietarios; la empresa Valenciana de Cementos, para la que remodela y amplia las oficinas de la manzana de la calle Jorge Juan esquina calle Colón; o el propio Gerardo Bacharach, para quien realiza, además de la dirección de obra del citado proyecto de Gutiérrez Soto en el chaflán Cirilo Amorós- Isabel la Católica, el edificio frente a la Basílica en la Plaza de la Virgen, ciertamente de menor interés pero premiado por la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana.

Otro ejemplo de la calidad arquitectónica que alcanzaron algunas de estas realizaciones son los edificios en altura para VICOMAN en la calle Cronista Carreres-El Justicia, que lleva a cabo en colaboración con el arquitecto García Sanz, con quien se había asociado en 1962 y con quien trabajará durante veinte años, hasta el cierre del estudio en 1982 y la disolución de la sociedad común debido a la atroz crisis económica que dio al traste con muchos de los estudios de arquitectura valencianos a principios de los años ochenta.

En el ámbito de la arquitectura vinculada al turismo de sol y playa, se encuentran muestras de excelente arquitectura en la producción de Vicente Valls, siendo necesario hacer alusión a la urbanización y los apartamentos de “las Playetas de Bellver” en Oropesa del Mar, y a la urbanización y complejo “Tres Carabelas 3” en la playa de Pinedo. Este último, también construido para VICOMAN, es un complejo de 132 apartamentos en tres bloques de 7 a 13 plantas, sabiamente articulado para garantizar iluminación, ventilación cruzada y vistas al mar, sin interferencias entre los edificios. El cuidado puesto en la composición de la estructura de hormigón y los cerramientos de ladrillo evidencian una claridad de imagen y una preocupación por el rigor constructivo en un entorno que termina siendo realmente beneficiado por la implantación de la obra.

Los años 70 son para Vicente Valls una época de prosperidad donde su ya consolidado estudio recibe numerosos encargos. Especialmente importantes son aquellos que le proponen grandes bancos para los que construye diversas oficinas y sucursales en Valencia y sus alrededores como la Sede Regional del Banco Hispano Americano (1970-72), en la calle de las Barcas o la del Banco Coca (1975-76) en la calle Lauria, que codirige con Rafael de la Hoz Arderius. Ambas piezas en una línea claramente mucho más formalista que las austeras realizaciones de sus inicios.

La última obra realizada por Vicente Valls fue la rehabilitación integral del edificio de la Plaza de Tetuán de Valencia para albergar el Centro Cultural de Bancaja. Al finalizar este proyecto concluyó su vida profesional reingresando, en 1984, en el cuerpo de arquitectos al servicio de la Hacienda Pública, hasta su jubilación forzosa en 1989.

El Premio a la Trayectoria Profesional del COACV, a Vicente Valls, por Acuerdo de Junta de Gobierno de 29 de junio de 2005, como “Mestre Valencià d’Arquitectura”, supone para este autor un nuevo reconocimiento que viene a sumarse a la Mención que ya en 1973, el Colegio de Arquitectos de Valencia y Murcia le había otorgado por su trabajo en el ámbito de la vivienda social.

José Parra Martínez

At the age of 81, Vicente Valls has received the Mestre Valencià d’Arquitectura lifetime achievement award from the College of Architects of the Valencian Community. Vicente Valls was born in Alcoy in 1924 and studied at the Escuela Tecnica Superior de Arquitectura in Madrid, where he obtained his architecture degree in 1951. In 1965 he graduated as PhD Architecture. Although he made a brief incursion into the realm of academe when he taught Construction II at the University of Valencia during the 1969-70 academic year, his life has mainly been bound up with the independent practice of his profession. The great number and high quality of his designs and built works stand as testimony of his ability throughout a career that he himself can only describe as a life of dedication, high demands and hard work in order to offer his clients the most rigorous solutions.

Indeed, Vicente Valls is above all an architect whose accomplishments spring from his sense of responsibility. While he was an architecture student, his father, Vicente Valls Gadea, who was also an architect, fell incurably ill. Because of the family’s delicate situation, as the eldest of the nine children he found himself obliged to complete two years’ courses each year and lose no time in taking charge of his father’s studio, commissions and clients. Consequently, he embarked on his professional career in 1951 by directing the works already started by his father, particularly in blocks of flats.

That same year he won the post of Instituto de Colonización architect in a competitive examination in which he came first. For family reasons he had to relinquish the position but in 1953, also by competitive examination, he became a Spanish Treasury architect. His first posting was Albacete (1954-57), followed by Valencia. In 1961 he requested extended leave of absence in order to fulfil his obligations as architect of the Obra Sindical del Hogar (OSH), as in 1957, precisely the year when the River Turia flooded Valencia, he had been appointed to a civil service post in this organisation, for which he designed and built urgent solutions: the large social housing estates for which he is best known.

During this same period he replaced his father (who was also a Valencia City Architect) at the Compañía de Tranvías tram company and directed the work on various schools, as well as designing various housing estates for workers’ cooperatives, such as those in Tabernes Blanques and Chelva, and the Grupo San Rafael in Buñol, commissioned by the Compañía Valenciana de Cementos.

At the same time he was also working on private developments, directing work for Gerardo Bacharach on the block of flats on the corner of Cirilo Amorós and Isabel la Católica streets (1956-57) designed by Luis Gutiérrez Soto. Vicente Valls, who only met the famous architect on the three occasions when he visited the site, was in charge of the entire materialisation of this project and was responsible for the meticulous, expressive brickwork that is a feature of the building’s image.

His major architectural and town planning work for the government from the 1950s to the 1970s, generally in collaboration with other civil service architects, includes the Vicente Mortes complex (1972-74) with García Sanz and Mensua, a 1200 housing unit development in Avenida Hermanos Maristas, on the Fonteta de San Luis estate in Valencia; the Virgen de los Desamparados housing complex (1954-62) in Avenida del Cid, Valencia, in conjunction with Costa, Cabrero and Tatay; or the 1800 housing units of the Barrio de la Paz, on the Vistabella estate (1960-62) in Murcia. These were featured in Hogar y Arquitectura magazine and are currently at the centre of a dispute that has split the residents, city hall and private developers into two opposing factions: one wants to demolish them and speculate with the land and the other wants to preserve and rehabilitate the complex, which has considerable architectural value, excellent urban insertion and great environmental quality as a result of a reflection, which is still surprisingly valid, on the city, public spaces, green areas and social housing.

Within the sphere of mass housing developments by public bodies, the importance of the Antonio Rueda complex (1969-72) should, of course, be highlighted. This 1000-flat development in the Avenida Tres Forques in Valencia, in collaboration with two other architects, García Sanz and Marés, is a work of unhesitating mastery.

Built during the final stages of the well-known social housing initiatives and the housing development policies of the Franco régime’s successive governments from the post-war years to the 1970s, the Antonio Rueda development shows how important and necessary it is to build a quality architecture that takes the restrictions imposed by strict official regulations as a starting point: in this case they were followed to the letter.

This major residential operation, which also had links with the Obra Sindical del Hogar (an official housing organisation that has since disappeared), involved building an estate of 1002 subsidised, price-controlled flats. The complex stands on a very large site on the edge of the city of Valencia, a geographic and social setting that was being populated at the time with numerous central government developments to house the rural emigration to the city and, of course, even at such a late date, to rehouse the victims of the Turia’s dramatic floods. It is not difficult to trace the background to all these social housing initiatives. The postulates of the Modern Movement had already been fully accepted by a generation of architects that had also already seen the large-scale Poblado Dirigido housing estates being built in Madrid, Castile and Andalusia. These had been completed relatively recently and were already occupied.

Indeed, certain parallels between the Antonio Rueda complex and the Poblado Dirigido de Caño Roto (1957-59) by Iñiguez Onzoño and Vázquez de Castro may be observed in the organisation of the blocks around public spaces and public infrastructure buildings. The formal results of the Antonio Rueda development also appear to be indebted to this estate in Madrid, as certain construction elements are employed to create a final image with evident rationalist echoes.

However, the layout of the Valencian housing development is based on different premises, as the topographical and environmental conditions are totally dissimilar. In essence, it hinges on modules, which Vicente Valls called ‘civic units’, of approximately 200 flats placed around public spaces. The successive repetition of these modules defines the structure of the whole, solving its urban insertion through addition and facilitating the global reading of this intervention. At the same time, this strategy is sufficiently flexible to accept and adapt to the geometrical irregularities of each unit and of the site as a whole.

As in his project for the Vistabella estate in Murcia, in the Antonio Rueda development Vicente Valls resorted to strategic emptying to create the garden areas, for the use of residents and the public, that enhance the environmental quality and urban nature of the architecture. In the Avenida de Tres Forques development, however, the provision the architects made for future collective facilities was indeed to stand in good stead as a basis for the later construction of educational infrastructure. In the event, this provision influenced the volume of each unit, which finally took the form of two parallel eight-storey blocks with a further perpendicular four-storey block that contains the commercial premises and a connecting platform of single-family duplexes, a decision which again harks back to Caño Roto. Two twelve-storey tower blocks placed at either end add the finishing touch to the complex.

Vicente Valls himself, referring to the Antonio Rueda complex, said that because of the budget limitations 1 and the strict rules that defined specific dimensions for each room, layouts, geometries, independences and even the position of furniture, his team of architects essentially had to concentrate on planning the open spaces and the siting of the blocks, where the rules did allow greater freedom, and tried to make the best use of these by designing meeting places that would encourage neighbourly relations and that future occupants would enjoy. Thus, fleeing any conceptual reference to modernist design, Valls simply explained that in reality, his work was confined to creating genuine social relationship spaces, as he was convinced that appropriate sunlight, gardens and trees would make for a better place and a more human environment where the residents would feel at home. This attitude again shows an accomplished architect, like so many true professionals at the time who, having accepted the postulates of modernism (unconsciously even, perhaps), made architecture advance 2 because their work shunned any gratuitous innovation and aimed to solve problems in an intelligent way, exhausting all the possibilities afforded by the scarce resources at their disposal.

As well as this important facet as a civil service architect who designed notable examples of residential architecture in social housing projects, Valls’ professional activities also included prolific work in other fields of architecture.

During 1970-71 he was appointed a Ministry of Education and Science architect. In this capacity he directed a number of works, including remodelling the Economics Faculty (now the Philology Faculty) on Paseo Blasco Ibañez in Valencia and co-directing the Polytechnic Institute building (now the Technical Architecture School, it was the origin of the Polytechnic University of Valencia) with the architects Hernández and Prat.

In the field of private developments he also designed or took an active part in various significant works. Several of these were for clients whose connections with the major architectural commissions in the Valencia of the 1950s and 1960s made them highly representative of the society of that period, such as the VICOMAN property company, which introduced Valencia to owners’ associations; Valenciana de Cementos, for which he remodelled and extended the company’s office in the block on the corner of Jorge Juan and Colón streets; or Gerardo Bacharach, for whom he not only directed the work on Gutiérrez Soto's project on the Cirilo Amorós - Isabel la Católica street corner, mentioned above, but also built the building opposite the Basilica on the Plaza de la Virgen, winning a prize from the Official Chamber of Urban Property.

Another example of the architectural quality of some of his work is his high-rise buildings for VICOMAN in Cronista Carreres - El Justicia streets, in collaboration with García Sanz. He went into partnership with this architect in 1962 and they worked together for twenty years, until 1982, when the studio closed down and the partnership was dissolved as a result of the savage crisis that wiped out many Valencian architecture studios in the early eighties.

There are examples of excellent architecture by Vicente Valls in the sphere of sun and sand holiday architecture, particularly the urbanisation and apartments of the Playetas de Bellver in Oropesa de Mar and the urbanisation and Tres Carabelas complex 3 at Pinedo beach. The latter, which was also build for VICOMAN, is a 132 apartment complex of three blocks that rise from 7 to 13 storeys, superbly sited to ensure light, cross-ventilation and views of the sea from each, unhindered by the others. The care taken over the composition of the concrete structure and brick walls show a clarity of image and a concern for rigorous construction in a setting that when all is said and done, actually benefits from the insertion of this work.

For Vicente Valls, the 1970s were a prosperous period. His studio was already well-established and received numerous commissions. Particularly important were those from major banks, for which he built a number of offices and branches in Valencia and the surrounding area, such as the Banco Hispano Americano regional headquarters (1970-72) on Calle de las Barcas or that of the Banco Coca (1975-76) on Calle Lauria, which he co-directed with Rafael de la Hoz Arderius. Both are clearly on far more formalist lines than the austere works of his early period.

The last work by Vicente Valls was the integral rehabilitation of the building on Plaza de Tetuán in Valencia to house the Bancaja Cultural Centre. He ended his professional life on completing this project and rejoined the Spanish Treasury corps of architects in 1984, until his forcible retirement in 1989.

The Mestre Valencià d’Arquitectura, the COACV Professional Career Prize awarded to Vicente Valls by Resolution of the Board of Directors dated 29 June 2005, is a further honour for this architect, who in 1973 was awarded a Mention by the College of Architects of Valencia and Murcia for his work in the field of social housing.

José Parra Martínez

Grupo “Vicente Mortes” de 1200 viviendas tipo social, Valencia. Bloques 15 plantas/ Vicente Mortes complex of 1200 social housing type units, Valencia. 15 storey blocks

Colegio “El Vedat” en Torrente, Valencia. Vista parcial de un pabellón de aulas/El Vedat school, Torrente (Valencia). Partial view of a classroom block

Grupo “Antonio Rueda” en Valencia. Bloque 12 plantas viviendas 1ª categoría (4 dormitorios y 2 baños)/Antonio Rueda complex, Valencia. 12-storey block of category 1 flats (4 bedrooms and 2 bathrooms)

Edificio de viviendas en C/Bachiller 14, Valencia/Block of flats, C/Bachiller 14, Valencia

 

 

 
 

 

Notas y referencias bibliográficas/Notes and references

1. La Obra Sindical del Hogar fijó un Presupuesto de Ejecución Material de 600 pesetas por metro cuadrado de construcción que fue escrupulosamente satisfecho/The Obra Sindical del Hogar assigned an estimate of building works of 600 pesetas per square metre of gross floor area, which was strictly adhered to.

2. El conjunto de viviendas sociales “Antonio Rueda” fue incluido en el catálogo de la exposición 20x20, siglo XX, Veinte Obras de Arquitectura Moderna (COACV-Generalitat Valenciana, Valencia 1997), como una de las realizaciones arquitectónicas y urbanísticas más representativas de los años centrales del siglo XX en la Comunidad Valenciana. En este catálogo, la comisaria de la exposición, Carmen Jordá, afirmaba: Convirtiendo la complejidad espacial en estímulo perceptivo y asumiendo, con éxito, la obligada diversidad tipológica como parte de un difícil programa residencial, hay que resaltar la idea de orden que subyace dentro de la diseminación y de la acertada combinación de edificación en altura con la edificación extendida, por cierto, incorporada cuando se registraba un notorio declive en este tipo de experiencias. Las enseñanzas de la modernidad quedan evidenciadas por la oportuna segregación del tráfico rodado y por la preocupación higienista hacia las orientaciones, cuyo detallado estudio siempre procura un soleado sur para las áreas de convivencia. Pero se observa un interesente sincretismo cultural cuando, además de referencias internacionales, aparecen aportaciones más próximas de variada procedencia, como las ya citadas de los poblados Dirigidos y como el recuerdo a Coderch en la valoración tectónica, en la expresiva presencia de las lamas practicables y en la particular disposición de huecos, cuya verticalidad contrasta con las líneas acusadas y continuas de los zunchos de hormigón que trasmiten el principio tipológico de estratos apilados y que, simultáneamente, dotan de recursos compositivos a los exteriores de este grupo residencial de manifiesta coherencia y dignidad/The Antonio Rueda social housing development was included in the 20x20, siglo XX, Veinte Obras de Arquitectura Moderna [20x20, 20th century, Twenty Works of Modern Architecture] exhibition catalogue (COACV - Generalitat Valenciana, Valencia 1997) as one of the works of architecture and urbanism that best represent the mid-20th century in the Valencian Community. In the catalogue, the exhibition organiser, Carmen Jordá, wrote: turning spatial complexity into a stimulus to perception and successfully adopting the obligatory typological diversity as part of a difficult residential brief; what is striking is the underlying idea of order within dispersal and the felicitous combination of high-rise and elongated buildings which, incidentally, were built when this type of experiment was already in sharp decline. The teachings of the Modern Movement are evident in the segregation of vehicles and the hygienist concern for orientation, which was studied in detail to ensure that the relationship areas always receive the southern sunlight. However, an interesting cultural syncretism is observed, as in addition to international references there are borrowings from a variety of nearer origins, such as the Poblados Dirigidos, already mentioned, or the reminiscences of Coderch in the tectonic appraisal, the expressive presence of the movable slats and the particular arrangement of the openings. The verticality of the latter contrasts with the strong continuous lines of the concrete ring beams, which convey the typological principle of stacked strata while simultaneously providing compositional resources for the exteriors of this manifestly coherent and dignified housing complex.

3. Los apartamentos “Tres Carabelas” en Pinedo fueron documentados y publicados en el libro La Arquitectura del Sol_Sunland Architecture (Colegios Oficiales de Arquitectos Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Murcia, Almería, Granada, Málaga y Canarias, Generalitat Valenciana, Barcelona 2002)/The Tres Carabelas apartments in Pinedo were documented and published in La Arquitectura del Sol - Sunland Architecture (Colegios Oficiales de Arquitectos de Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Murcia, Almería, Granada, Málaga y Canarias, Generalitat Valenciana, Barcelona 2002).