Paisajes
Landscapes
Arquitectura integrada
Landscape architecture
Mercedes Planelles / Dolores Palacios

 

 

La razón principal de la cultura es protegernos de la naturaleza.

Últimamente, cualquier lugar tanto natural como artificial es entendido como paisaje. El paisaje puede proyectarse llegando a transformarse en algo artificial. Cuando ya no existe medio natural ni la posibilidad de recrearlo, se crea a través de la abstracción, el simbolismo y la referencia.

Existen varios niveles de percepción: la ciudad en su entorno y los paisajes interiores que la ciudad crea. Interesa que la ciudad cree. Creación de naturaleza en el interior de la propia arquitectura. El objeto enmarcado se convierte ahora en marco, se da un cambio de concepto exterior/interior tal como se refleja en el contenido del artículo de Amanda Schatcher y en el jardín vertical de West 8.

El emplazamiento en plena naturaleza, en ocasiones sin separación entre ésta y el edificio, entre la construcción sobre rasante y la enterrada, entre el contenedor y el contenido, como en el proyecto Vulcania, de Hans Hollein de fuerte carácter simbólico, o los de la Maison Puzzle, de Jakob & MacFarlane o el Picnic subterráneo de Haan y Fierloos, que son lo contrario de la arquitectura-objeto.

Otras veces se plantea la obra respetando la ambigüedad de límites entre interior y exterior, entre arquitectura y paisaje como en el museo del Canal Kitakami, de Kengo Kuma, o se busca el equilibrio entre la naturaleza y las tecnologías como en el jardín botánico de Carlos Ferrater, postura ecológica, en el que el espacio al final se reduce a relaciones numéricas.

Crear un lugar, significa poner límites, delimitarlo, definirlo introduciendo un espacio, construyendo, o vaciándolo como hace Chillida en la montaña de Tindaya. Su identidad se puede potenciar o redefinir con la transformación del espacio ya construido, como en la restauración de las murallas del Castillo de Onda, de Carlos Campos, o resaltar con intervenciones basadas en la mimesis o camuflaje como en el cerramiento de la cueva prehistórica de Los Azules, de García y Caicoya, o como las propuestas en las ordenaciones de nuestros litorales y paseos marítimos, como en los casos de Torrevieja, de Carme Pinós, Pinedo (Miguel del Rey y Fernández Vivancos), Menorca (M.Isabel Bennasar), Paseo de Vigo (Guillermo Vázquez Consuegra) y propuestas para intervenir en el espacio urbano de Isabel Vernia.

Experimentar la adecuación al lugar, mediante posturas organicistas como la de Mª Carmen González en el mirador en Parada del Sil o en el caso del Aquarium Finisterrae, o como hace Lourdes Garcia Sogo en el mirador de Pedreguer, como elemento implantado de fuerte presencia que focaliza y dirige nuestras miradas hacia el paisaje circundante. Proporcionar un lugar para el disfrute del paisaje, como en la Villa Malraux y la carretera de Maïdo, de Roche, DSV and Sie P.

En ocasiones la obra realizada, el elemento que se introduce en la naturaleza para definirla es a la vez agente de su destrucción; en otras, predomina el respeto casi total por el lugar preexistente, no talando ni un árbol, respetando las dunas, como en la casa Lege Cap Ferret, de Lacaton y Vassal; o se va más allá, como en el Chateau du Lez, de Edouard François con un papel articulador entre aglomeración y naturaleza, a través de su arquitectura los futuros edificios deberán asegurar esta transición de forma armoniosa, insistiendo en su tratamiento paisajístico propio.

En muchos lugares, paisajes de gran riqueza y belleza son reemplazados por ciudades con espacios públicos escasos, mal concebidos, insalubres y de baja calidad visual y ambiental tal como recoge Harry Smith en su artículo, donde nos cuenta como la "huella ecológica" provocada por la inserción urbana no se limita al ámbito ocupado por la misma, sino que se extiende a grandes distancias de la misma.

Miguel del Rey nos cuenta la evolución de la idea de lugar y como la construcción de la obra, de la arquitectura, concreta la definición del lugar; como los arquitectos de las últimas generaciones abandonan la arquitectura del espacio cartesiano, la tradición del espacio plano, para adentrarse en un espacio más tectónico y topográfico donde las tres variables van variando continuamente.

El paisaje se entiende como espacio natural, pero todo, o casi todo el espacio donde se interviene está ya modificado. Un espacio agrícola está transformado, dividido, plantado,... No son vírgenes los campos de regadío, las huertas, los olivares. Se considera paisaje el entorno no urbano, pero eso no quiere decir que no esté transformado por el hombre. Hoy se considera y se habla ya de paisaje de la ciudad, el entorno habitable de la mayor parte de la población mundial.

Espacio es lo material. Lugar es la concreción del espacio, muchas veces a través de un hito, natural o artificial y en este último caso arquitectónico la mayor parte de las veces; que sentimos que está en su sitio de una manera directa, evidente, sin discusión ni necesidad de explicación.

Quizás la arquitectura integrada sea aquella en la que ella misma nos transmite un sentimiento de pertenencia a ese entorno, que define el lugar, y esa sensación es directa, casi primitiva, evidente.

The main reason for culture is to protect us from nature.

Lately, any place, whether natural or artificial, is considered landscape. Landscapes can be designed, to the point of becoming something artificial. Where neither natural surroundings nor the possibility of recreating them exist they are created through abstraction, symbolism and references.

There are different levels of perception: the city in its surroundings and the internal landscapes that the city creates. It is important for the city to create. Nature is created within the very architecture. The framed object has become a frame, the notion of exterior/interior is changed, as Amanda Schatcher’s article and the West 8 vertical garden reflect.

A site in natural surroundings, sometimes with no separation between nature and the building, the excavated construction and that at ground level, container and contained: here are Han Hollein’s highly symbolic Vulcania project, Jakob & MacFarlane’s Maison Puzzle or Haan and FlerloosUnderground picnic, which are the contrary of architecture as object.

At other times the concept of the work respects the ambiguity of the limits between inside and outside, architecture and landscape, such as in Kengo Kuma’s Kitakami Canal museum, or seeks a balance between nature and technology, as in Carlos Ferrater’s botanical garden, an environmental stance which in the end reduces space to numerical relationships.

Creating a place means setting limits, delimiting it, defining it by introducing a space, by building or by emptying it, as Chillida does inside Mount Tindaya. Its identity can be potentiated or redefined by transforming an already built space, as in Carlos CamposOnda Castle walls restoration, or highlighted by works based on mimicry or camouflage, as in the Los Azules prehistoric cave enclosure by García and Calcoya, the proposals for shorelines and marine promenades at Torrevieja (Carme Pinós), Pinedo (Miguel del Rey and Fernández Vivancos), Menorca (M.Isabel Bennasar) and Vigo (Guillermo Vázquez Consuegra), or Isabel Vernia’s proposals for acting on urban spaces.

Fittingness to place can be experienced in an organic form as in Mª Carmen González’s Parada de Sil balcony or the Finisterre aquarium or, as Lourdes García Sogo does at the Pedreguer viewing balcony, by introducing a strong presence which focuses our gaze and directs it towards the surrounding landscape. Providing a place from which to enjoy the landscape is also what Roche, DSV and Sie P have done at the Villa Malraux and Maïdo road.

There are times when the finished work, the element introduced into nature to define it, is at the same time an agent of its destruction. At other times an almost total respect for the existing place prevails. At Lacaton and Vassal’s Lege Cap Ferret house the dunes are respected and not a single tree is felled. Taking this further, Edouard FrançoisChateau du Lez links agglomeration and nature: the future buildings, through their architecture, must ensure the harmony of this transition, insisting on a landscape treatment of their own.

In many places, landscapes of great richness an beauty are replaced by cities where public spaces are few, badly designed, insalubrious and of poor visual and environmental quality, as Harry Smith tells us in an article which recounts how the ecological footprint of the urban insert is not confined to the space it occupies but spreads out over long distances.

Miguel del Rey recounts the evolution of the idea of place, how the building of the work, of the architecture, gives concretion to the definition of the place and how the latest generations of architects have abandoned the architecture of Cartesian space, the tradition of flat space, and have entered a more tectonic and topographical space where the three variables constantly vary.

Although landscape is taken to mean a natural space, all or almost all the space we touch has already been altered. Farmland has been cleared, divided up, planted. Irrigated fields, orchards or olive groves are not virgin land. Non-urban environments are considered landscape but this does not mean they are untouched by human hands. The habitable environment of most of the world’s population, the city landscape, is now also being considered and talked about as such.

Space is what is material. Place is the concretion of space, often by means of a landmark, natural or artificial (if so, usually architectural), which is felt to be there directly, obviously, without discussion or any need for an explanation.

Perhaps integrated architecture is that which transmits a feeling of belonging to these surroundings and defining the place, a feeling that is direct and obvious, almost primitive.