Llotja del Cànem. Castellón Llotja del Cànem. Castellón
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Arquitectos/Architects: Miguel del Rey Ignacio Fuster Antonio Gallud |
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Situación/Location: Promotor/Developer: Arquitecto
Técnico/Technical
Architect: Ingeniero
Industrial/Industrial
Engineer: Estudio
Arqueológico/Archaeological
study: Empresa
Constructora/Contractor: Jefe de
Obra/Site Manager: Ayudante
jefe de obra/Assistant
site manager: Encargado/Foreman: Restauración/Restoration: Fotografías/Photographs: |
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Restaurar un edificio es siempre un
ejercicio complejo, pero también atractivo cuando se trata de un edificio
interesante como es la Llotja del Cánem, un edificio referencial en la
construcción formal de Castellón y en el imaginario colectivo de sus
habitantes; la esquina clasicista, donde se percibían restos de los
antiguos frescos que en su día pintó Joaquín Oliet y restauró Vicente
Castells a principios del S XX. Un edificio con una singladura compleja en
el tiempo, que comenzó su andadura allá por los inicios en la primera década
de 1600 como espacio público construido por Francesc Gaiança para cobijar
las transacciones comerciales de un Castellón renacentista; un edificio que
con el paso del tiempo pasó a convertirse en vivienda burguesa con tienda
en los bajos.
La Llotja es un bello espacio, un espacio para ser disfrutado, para ser vivido, visto desde el exterior, pero también para desde él ver el exterior -Santa María toma una nueva dimensión al ser percibida desde los arcos austeros de la Llotja. La restauración, pretende ser fiel a todos y cada unos de los momentos de la historia, aceptando esa idea de proceso en el cual está embarcado el edificio. Sobre la Llotja clásica, un porticado austero, de valores casi podríamos decir abstractos, se asienta un segundo cuerpo, una arquitectura distinta, más próxima a los sentidos, más dorada, policroma, descriptiva. Casi la antítesis una de la otra; pero es quizás esta tensión lo que hace cada vez más sugestivo al edificio. Nos ha interesado particularmente analizar y valorar el proceso de consolidación de la arquitectura existente y cuáles han sido las etapas más importantes de su evolución, utilizando este proceso como una cuestión propositiva; sopesando siempre qué partes estamos valorando, cuál es su grado de relevancia en el proyecto global, de qué elementos disponemos, cuáles son las variables sobre las que podemos incidir, etc.. De manera que siempre garanticemos una solución históricamente clara, constructivamente correcta y técnicamente posible, donde dejemos constancia del paso del tiempo y de las huellas que sobre el edificio se han ido dejando, para poner el énfasis en aquellos momentos mas singulares y característicos de esta arquitectura que durante 400 años ha ido construyéndose y transformándose junto a la ciudad de Castellón. La intervención pretende particularmente adecuar al edificio como espacio físico identificable con la Universidad en la ciudad de Castelló; procurando un equilibrio entre uso, reversibilidad de las intervenciones sobre los elementos históricos dominantes y valor arquitectónico e histórico del monumento. Una de las labores de relevancia particular fue poner en valor el porticado clasicista estabilizando su estructura, su cimentación y saneando la piedra caliza. La Llotja debe ser un espacio lo más abierto posible. Para ello se diseña un plano de vidrio de dos cuerpos con las esquinas al aire, colgado de una ligera estructura de acero; con un cuerpo superior fijo y uno inferior formado por tres hojas deslizantes de vidrio en cada una de las dos fachadas. Esta solución permite una perfecta diafanidad permitiendo así la lectura deseada de plaza cubierta, de espacio público cubierto. |
Restoring a building is always a complex
exercise, but it is also an attractive one when it is an interesting
building such as the Llotja del Cánem, a reference point in the formal
construction of Castellón and in the collective imagination of the
city’s inhabitants, the classicist corner where remains of the old
frescoes painted by Joaquín Oliet in his time and restored by Vicente
Castells at the beginning of the 20th century could be glimpsed. This
building has followed a complex course over time. It began its life around
the beginning of the first decade of the 1600s as a public space, built by
Francesc Gaiança to harbour the commercial transactions of the
renaissance city, and with the passing of time became a bourgeois house
with a shop on its ground floor.
The Llotja is a beautiful space, a space to experience, to enjoy, seen from the exterior, but also a space from which to see the exterior: Santa María takes on a new dimension when viewed from the austere arches of the Llotja. The restoration aims to be faithful to each and every moment of its history, accepting this idea of the building being embarked on a process. Over the classical Llotja, an austere arcaded building with almost abstract values, sits a second body, a different architecture, closer to the senses, more gilded, polychromed, descriptive. They are almost the antithesis of each other, but it may be this tension that makes the building increasingly stimulating. We were particularly interested in analysing and assessing the consolidation process of the existing architecture and which were the most important stages in its evolution, using this process as a matter of proposals, always weighing up which parts we were assessing, what their degree of relevance in the global project might be, what elements were at our disposal, which variables we could act on, etc. In this way we would always ensure that our solution would be historically clear, constructively correct and technically possible, conserving evidence of the passage of time and of the traces that it has left on the building, in order to highlight the most unique and characteristic moments of this architecture that has been built over 400 years and has changed along with the city of Castellón. The work particularly aimed to adapt the building to be a physical space that could be identified with the University in the city of Castellón, seeking a balance between use, reversibility of the work on the dominant historical elements and its architectural and historical value. One of the particularly important tasks was to show the classicist arcade to advantage, stabilising its structure and foundations and treating the limestone. The Llotja ought to be as open as possible a space. A two-part plane of glass was therefore designed with corners standing clear, hanging from a light steel structure, with a fixed upper part and a lower one formed by three sliding panes of glass on each of the two façades. The solution gives perfect clarity, allowing the desired reading as a covered square, a covered public space. |
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