Turismo
y arquitectura: la modernidad como respuesta
Tourism and architecture. Modernity as an answer |
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Justo Oliva Meyer |
.../... Francisco Muñoz Llorens titulado en 1947, también experimenta las posibilidades estéticas de este lenguaje y lo introduce en el litoral alicantino en una urbanización de viviendas unifamiliares que realiza en 1957 para la Caja de Ahorros Provincial de Alicante en la falda este de la Serra Grossa y a muy poca distancia de la playa de la Albufereta (2). El conjunto consta de 20 viviendas aisladas en las que se reconoce la dedicación del arquitecto por dotar a cada pieza de su propia personalidad, huyendo de la posibilidad de repetir un chalet tipo. Las viviendas tienen secciones escalonadas pues se adaptan a la orografía del terreno, buscan diferentes composiciones volumétricas siempre basadas en el muro de carga, en la cubierta de teja inclinada -a veces en paralelo con el perfil del terreno- , y en el acabado liso y blanco de los muros. Tímidos detalles brutalistas, como series de pilares metálicos que a veces adoptan formas en "V", denotan esa voluntad de modernidad de todo el proyecto. La vivienda unifamiliar para D. Agatángelo Soler (5), realizada en expediente aparte pero en el mismo paraje y el mismo año condensa claramente las características de todo el conjunto. En Julio de 1958 Miguel López González modifica como arquitecto municipal el plan de Muguruza . El documento, muy sencillo, es denominado por el autor "Proyecto de urbanización de la playa de San Juan, 1ª fase", y comprende una zona mucho más restringida que el de la ciudad Prieto y que solo incluye el frente rectilíneo de playa sito dentro del término municipal de Alicante. En realidad el documento se reduce a un plano de alineaciones que configura una cuadrícula no excesivamente ordenada con viales paralelos y perpendiculares al mar, a la cual se accede desde la carretera de comunicación con Alicante directamente a la primera línea de playa (6). De ese mismo mes y año, es el proyecto de apartamentos y restaurante para la Constructora del sudeste S.L., que urbaniza en su totalidad una manzana completa de su plano de alineaciones, y que supone la primera urbanización de esta envergadura realizada en el litoral de la ciudad de Alicante. En ella, se organizan tres tipologías diferentes de bloques residenciales junto con un edificio de planta baja dedicado a restaurante y que recae directamente a la playa (7). Tres bloques iguales, de siete plantas, responden a la tipología de dos viviendas por planta servidas por una escalera, mientras que el bloque que da a la calle posterior se configura linealmente, y en cuatro plantas, mediante la repetición de un apartamento tipo al que se accede mediante galería corrida exterior alimentada por dos escaleras exentas. Un pequeño bloque de dos alturas se macla con el restaurante configurando una serie de apartamentos mínimos a modo de apartotel. La urbanización se completa con el aparcamiento necesario bajo los bloques y a nivel de terreno, quedando la zona central libre para el jardín de la urbanización que incluye dos piscinas y solarium. Sin embargo todo este equipamiento de la parcela no se realizaría quedándose el espacio central pobremente ajardinado. Tampoco llegaría a realizarse el restaurante en cuyo solar se construyó años más tarde un edificio totalmente independiente de la urbanización. Miguel López González, el gran racionalista alicantino de la década de los 30 y comienzo de los 40, tiene que adaptarse durante los primeros 15 años de dictadura a las ideas arquitectónicas impuestas desde el poder, pero siempre que la oportunidad lo permite deja patente su clara apuesta por la modernidad. Así en esta urbanización adopta un lenguaje sin titubeos en los que las placas horizontales de los forjados contrastan con unos testeros macizos que nos refieren a una volumetría simple. Los antepechos alternan transparentes paños de forja, con macizas placas de obra de influencia neoplástica que se diseñan como elementos autónomos pintados con color llamativo. Los acabados de fachada en estos años suelen ser de revoco pintado (8). Esta arquitectura revocada, dominada por el color blanco, y en la que muchas veces el plano de la fachada se rehunde adquiriendo el contrapunto de un color vivo, tiene en Francisco Muñoz Llorens otro de sus artífices. De hecho Muñoz no sólo interviene esos años en la playa de San Juan, sino que también es autor de muchos de los bloques iniciales de apartamentos y hoteles en el Benidorm anterior al año 1963 todavía concebido urbanísticamente como una ciudad horizontal. Su bloque alicantino más expresivo de esta arquitectura puede ser el edificio residencia para Isólida Estrada proyectado en febrero de 1959, y que responde al tipo de edificio de pequeños apartamentos servidos por galería posterior abierta. Frente a la serenidad del bloque de López, Muñoz dinamiza la composición, escalonando el módulo en planta para dotarle de vistas al mar, y creando un ritmo alternado en la disposición de las terrazas. Este doble efecto se reforzaba con el tratamiento del color, en la actualidad totalmente desvirtuado (9). Como puede apreciarse, estas primeras urbanizaciones de la playa de San Juan no son especialmente especulativas, de hecho todos los bloques estudiados y que además están situados en la primera línea de playa, mantienen una clara horizontalidad compositiva debido a su poca altura.
El primer polígono de la playa de San Juan: la búsqueda de un orden El año 1959 es un claro punto de inflexión en el desarrollo de la playa de San Juan. Llega desde Madrid el arquitecto Juan Guardiola Gaya con el encargo de realizar el plan urbanístico de esta zona costera, sin saber aun que Alicante iba a ser su residencia definitiva a partir de ese momento. Juan Guardiola, que había vivido durante la década de los 50 la actividad arquitectónica barcelonesa como estudiante, conocía perfectamente las obras del Grup R y de los demás arquitectos barceloneses que no directamente involucrados con este grupo estaban realizando arquitectura de vanguardia. Así destaca su intervención continuada en el estudio de Mitjans Miró en el que, entre otros trabajos, participa como delineante proyectista en el proyecto del estadio del club de fútbol Barcelona. También colaboraría, siempre como dibujante y maquetista, con Xavier Busquets en el concurso para la sede del Colegio de Arquitectos de Cataluña, y más tarde con Perpiñà Sebrià en el concurso del centro comercial AZCA de la Castellana de Madrid. Curiosamente ambos concursos fueron ganados por las propuestas de estos arquitectos, hechos éstos relevantes para entender que estamos ante un arquitecto que, aunque joven y recién titulado, viene a Alicante con una formación y experiencia profesional importante. En el aspecto urbanístico, la relación con Perpiñá Sebrià es fundamental, pues sólo el hecho de releer las revistas nacionales de arquitectura de la época, principalmente Quaderns d´arquitectura, entenderemos la importancia de este arquitecto en el campo del urbanismo nacional. De hecho, Juan Guardiola en el año 1959, se encuentra en Madrid trabajando, ya como arquitecto, para Perpiñá en el proyecto del AZCA, y es desde Madrid donde viene a realizar el encargo alicantino. Guardiola comienza desarrollando el primer polígono de la playa de San Juan, que coincide básicamente con la zona abarcada por el proyecto de urbanización de Miguel López. El documento, que responde a la recientemente aprobada Ley del Suelo de 1956 establece una red viaria paralela y perpendicular a la playa de mayor regularidad que la que proponía López, y que también amplía las dimensiones de las manzanas considerablemente configurándose un módulo tipo de 180 x 260 metros. Es ésta es la ordenación vial que nos encontramos hoy en día. Hay una clara vocación por parte del arquitecto de que esta trama siga ampliándose, ya que la retícula se corta bruscamente en los lindes del polígono sin ningún tratamiento específico de borde. Se establece una diferenciación entre el recorrido de acceso a la playa desde Alicante que se hace en paralelo a la antigua carretera, muy cerca de ella, y el recorrido de vuelta que se diseña por el interior. Ninguna de estas dos vías fueron realizadas, manteniéndose como única comunicación con Alicante la antigua carretera existente. De hecho aunque el planeamiento posterior de la zona realizado por el propio Guardiola, y el plan General de Alicante de García Solera de 1970 plantearon un acceso alternativo desde Alicante por el interior de la Serra Grossa, hoy en día, 25 años más tarde, sigue siendo una asignatura pendiente de la gestión urbanística local. La propuesta de Juan Guardiola establece simultáneamente a la ordenación de manzanas una zonificación general. Así la carretera de acceso propuesta accede directamente a la avenida principal paralela a la playa pero situada a 140 metros de ésta, liberando totalmente del tráfico la zona inmediata recayente a la arena, que se configuraba como un importante paseo peatonal parecido a la Explanada alicantina según reza la memoria del proyecto. Toda esta franja de terreno, entre la avenida y el paseo, se destina a apartamentos, restaurantes, merenderos, salas de fiesta, etc. Las manzanas de segunda, tercera y cuarta línea de playa se destinan a edificación abierta en altura, quedando dedicada una manzana de segunda línea a zona comercial, y una porción de otra de tercera línea a zona de camping. Ambas se detectan inmediatamente como manchas oscuras en el plano de zonifiacación (10). Por último se dedica a residencias unifamiliares la zona comprendida entre la carretera de acceso y el cabo de la Huerta. En el extremo opuesto, y como equipamiento directo de la playa, surge un pequeño puerto deportivo como único elemento que se asienta en la superficie de arena. Guardiola realiza el proyecto en un tiempo record, y presenta el expediente al ayuntamiento acompañado de una maqueta del conjunto realizada de su propia mano. El reportaje fotográfico de la maqueta, así como la complejidad del dibujo de la planta nos hablan de la minuciosidad con que se realiza la propuesta (11). El arquitecto define la posición de los bloques de apartamentos, siempre en paralelo a las dos direcciones de viales, y define las bolsas de aparcamiento interiores a las manzanas. Las urbanizaciones se configuran como espacios abiertos públicos, lejos del resultado actual de parcelas totalmente valladas y privatizadas. Este plan, aunque criticado por especulativo y por su falta de equipamientos, presenta aspectos de gran interés. En primer lugar la preocupación del planeamiento por controlar la imagen de la ciudad, factor éste que en las zonas de edificación abierta queda en muchos casos en manos de factores totalmente incontrolables, sobre todo cuando el urbanismo se limita a dar un índice de aprovechamiento de cada parcela. En segundo lugar el control de la altura de la edificación que sugiere la maqueta es importante (12). En primera línea se sitúan bloques de cinco plantas, en segunda línea se sube un piso más en algún caso, mientras que aparecen algunos bloques de mayor altura en la tercera manzana. Existe una clara voluntad de permitir vistas al mar a los edificios situados más lejos de la playa. Como excepción, Guardiola jalona y señala la avenida principal con unos bloques colocados alternadamente a un lado y a otro, denominados singulares en el plan, y que presentan una rotunda planta cuadrada y mayor altura que los de su entorno, llegando a las 12 plantas. Todo esto se ha perdido, ya que este plan no se lleva estrictamente a la práctica en ningún momento, debido a que muchas de las intenciones de la maqueta sólo tenían el carácter de sugerencia. El planeamiento posterior ha terminado por desfigurar la ciudad que Guardiola proponía en 1959. Los coches han invadido definitivamente la primera línea de playa, aparecen bloques de mucha mayor altura que los singulares proyectados ridiculizando su papel de hitos, los grandes volúmenes se colocan oblicuamente a los viales generando desorden en el espacio urbano. En la actualidad, la presencia de los nítidos prismas de los edificios singulares a ambos lados de la avenida principal, solo sirven para insinuar un orden que pudo haber sido y que lamentablemente nunca fue. Los edificios de los primeros 60 Guardiola realiza diferentes edificios en este primer polígono durante los primeros años 60, concretando de forma implícita los tipos residenciales de su propuesta urbanística. Mientras en las zonas más alejadas de la playa los edificios contienen tipos mínimos de vivienda ocasional para disfrutar del verano, cuando nos acercamos a la primera línea aparecen viviendas de mayor calidad, en las que en ocasiones se puede apreciar, además de un mayor número de dormitorios, una zona de servicio en torno a la cocina. En todo caso Guardiola racionaliza al máximo sus tipologías, dotándolas desde el primer momento de un revestimiento de ladrillo visto en el que el uso casi sistemático del tono ocre claro unifica considerablemente la imagen de sus propuestas. La arquitectura alicantina, como hemos visto en los edificios de López y Muñoz, vivía de espaldas a la utilización de este material, siendo los primeros edificios de Guardiola y la obra urbana de García Solera, fundamentales para su utilización continuada en la ciudad. Para las viviendas mínimas recoge el tipo que ya habían experimentado López y Muñoz de las viviendas alimentadas con corredor, utilizando el ladrillo cara vista como elemento estructural. Ello conlleva un orden estricto tanto en planta como en alzado, como nos expresa el edificio "Vistamar" de 1961, sito en la Albufereta (25). La rotundidad del volumen en el que domina la horizontalidad se rompe unas veces con el contrapunto vertical de la caja de escalera o el ascensor, y otras veces como en este edificio, mediante la utilización de la escalera en los testeros como recurso estético. El tipo de estos apartamentos es casi siempre el mismo, abarcando dos crujías por vivienda, una de ellas alberga dos dormitorios con un baño intermedio, mientras la otra contiene el salón y la cocina. Por delante la terraza abarca todo el ancho del módulo. Otro tipo muy frecuente es el del bloque de dos escaleras que alimenta cada una de ellas dos viviendas por planta. El edificio "Pastor" proyectado en 1961 responde claramente a esta tipología. Mientras la fachada que mira al mar se aterraza en su totalidad como ya había hecho López en su urbanización de 1958, la fachada posterior orientada a poniente, se protege del sol vespertino mediante una celosía cerámica que convierte a este paño en una rotunda composición abstracta perfectamente modulada por la retícula estructural (13). El orden de la fachada responde al estricto orden de la planta. El cuidado con que se proyecta el edificio queda claramente expresado por la maqueta de la planta tipo de viviendas que una vez más realiza el arquitecto de su propia mano, y en la que se definen claramente la relación de los paramentos estructurales de ladrillo con los materiales de cerramiento y la caja de escalera, así como las relaciones funcionales entre las diferentes estancias destacando la contiunuidad espacial entre salón y terraza (14). Sus edificios de primera línea vuelan al máximo sus terrazas, buscando con descaro la máxima relación con la superficie de arena (edificio Alhambra, 1961) (15), mientras que sus fachadas traseras se cierran buscando relaciones plásticas entre limpios paños de ladrillo y las superficies de celosía. Esta tipología es retomada por Miguel López González en un edificio de primera línea para Francisco Hellín proyectado en 1962, en la que la fuerza del dibujo expresa claramente la horizontalidad buscada en el diseño de los antepechos y losas de forjados (16). En 1964 Guardiola proyecta el edificio "el Galeón" respondiendo a una tipología poco frecuente y que se distancia de la imagen que propone su maqueta del primer polígono de la playa de San Juan. En la volumetría domina claramente la verticalidad, proporción que sólo aparece en los edificios singulares de la propuesta urbanística. Las viviendas se ordenan en torno a una caja de escalera cuadrada con cuatro rellanos -uno por esquina- cada uno de los cuales alimenta a una de las viviendas, de tal forma que éstas, en sección, quedan desfasadas entre sí un cuarto de la altura de la vivienda (17). A este planteamiento de alimentación helicoidal, se une el juego de escalonamientos de la fachada que refuerzan la sensación dinámica -centrífuga- que emana de la planta. Al contemplar la fachada el recuerdo de alguna de las obras de Coderch se hace inevitable (18). Juan Antonio García Solera, se muestra radical en el planteamiento de la urbanización Maralic, proyectada en 1963 y sita en el interior del polígono junto a la antigua carretera de Alicante (19). Los 3 bloques se generan con una volumetría nítida y clara, expresando en todo momento el orden y la claridad que emana de su planta. Estamos ante una urbanización claramente heredera de los principios del Movimiento Moderno, en la que los diferentes bloques se articulan en planta baja con cuerpos de equipamientos comunitarios que luego se realizarían sólo parcialmente. La orientación de los bloques concuerda claramente con las intenciones del planeamiento de Guardiola, aunque la escala de los edificios, que llegan a tener 14 alturas, supera las intenciones del plan. El tipo de los dos edificios más altos responde al de viviendas servidas por un corredor exterior, alimentado por una única caja de escalera situada en un extremo del bloque. La fuerza del volumen se potencia a base de planteamiento premeditadamente limpio y claro, decididamente moderno. La mayor fuerza expresiva se alcanza en el encuentro entre los dos bloques principales en los que se rompe la monotonía que supone la repetición de un mismo módulo con la aparición de las dos cajas de escalera. El ritmo vertical es impuesto mediante austeros paños de ladrillo y de celosía cerámica, que en ambos casos recorren la fachada de arriba a bajo sin interrupción alguna (20). En el primer bloque, se utiliza un módulo de apartamento mínimo, dimensionándose la galería de acceso generosamente para que pueda utilizarse como estancia exterior complementaria a la reducida vivienda (21). En el segundo bloque (22) realizado en colaboración con el arquitecto madrileño Jaime de Alvear, se utiliza el doble plano que supone la galería exterior para imprimirle a la fachada un ritmo abstracto que se materializa en una composición en damero generada por la sombra de los cuadrados vacíos, el blanco de sus antepechos de obra, y la aparición de paños de celosía que van de forjado a forjado. En el proyecto original estos juegos geométricos, posibles debido a la existencia la galería exterior, se repiten constantemente con soluciones -a veces- más radicales que la construida (23). Muñoz, siempre obsesionado por la fuerza plástica de los ritmos alternados en sus planos de fachada, lleva su búsqueda a las últimas consecuencias en dos torres gemelas proyectadas en 1965 para Armando Fernández. La alternancia ahora es volumétrica, constituyendo cada planta un cuerpo prismático independiente de planta rectangular y que se orirenta de forma contraria en las plantas pares e impares. La diferencia de longitud de los dos lados del rectángulo genera la superfície de terrazas y potencia la aparición de un importante juego de sombras que responde a la rotundidad del planteamiento (24).
La Albufereta: encanto y desencanto de la improvisación A partir de su llegada a Alicante en 1959, Juan Guardiola acapara el protagonismo de la arquitectura del litoral alicantino. Posteriormente a su plan del primer polígono de la playa de San Juan realizaría el planeamiento de los polígonos 2 y 3, que abarcaban la zona de costa sita entre la playa de San Juan y Alicante. En todo caso el planeamiento va a posteriori de gran cantidad de edificación realizada con una legislación provisional. Podemos citar interesantes y singulares piezas de arquitectura, pero dejando de lado el concepto urbanístico de estas intervenciones que en algunos casos son verdaderos hitos de la especulación turística. La bahía de la Albuferta y su entorno son el más claro exponente de esta afirmación. Llevan la firma de Guardiola gran parte de edificios de esta zona. Sus primeras edificaciones datadas en 1959 denotan la frescura e ilusión del joven arquitecto. En el residencial "Tamanaco" podemos apreciar el rigor de la planta tanto del bloque de viviendas como en los 4 apartamentos adosados (26) emparentados con el proyecto de Sostres de 1957 para Torredembarra (Tarragona), aunque aquí la nitidez volumétrica del modelo resuelto con cubierta plana, se adecua a la aparición de la teja como material de cubierta. En el bloque de viviendas los dos pisos superiores se independizan de la planta baja mediante una moldura rectangular aplacada en piedra que rodea y unifica toda la fachada superior. Su limpia planta (27), responde al tipo dos escaleras que sirven a dos viviendas por planta como ya vimos en el edificio "Pastor" de la playa de San Juan. Pero el tipo más frecuente que se utiliza es el del bloque en altura, siempre aterrazado en la fachada al mar y cerrado y rotundo en su fachada posterior en donde los paños de ladrillo y celosía adquieren siempre el protagonismo de la composición. La fuerza expresiva de algunos ejemplo es evidente (28). En la fachada delantera se potencia la lámina del forjado que en muchos casos queda totalmente limpia al aparecer un antepecho diáfano. A muchas de las fachadas delanteras les queda como principal recurso diferenciador el tratamiento del antepecho en el que aparecen, aparte de la perfileria metálica preferentemente horizontal, los aplacados cerámicos, las jardineras de piedra artificial, y el ladrillo cara vista. En todo caso casi siempre se resuelve mediante un ejercicio ajeno a toda rutina. Así en la urbanización "La Chicharra" proyectada en 1965, mientras el bloque se curva suavemente en planta, el antepecho de perfil tubular horizontal, se asienta sobre una elegante jardinera curva que contrapone su convexidad a la forma cóncava de la fachada (29 y 30). La carpintería llega de suelo a techo, continuándose visulamente sus dos planos horizontales desde el interior de la vivienda hasta el extremo de la terraza, donde como casi siempre se superponen las líneas del pasamanos del antepecho y del horizonte marino. La gran volumetría del bloque permite liberar gran parte de la parcela en la que Guardiola diseña concienzudamente el jardín. Todo el volumen del edificio se sostenta en planta baja y entreplanta sobre potentes pilares perfectamente modulados que a modo de columnata clásica relaciona el edificio con el terreno. En la zona recayente a la Serra Grossa, podemos contemplar muchos ejemplos de esta arquitectura. El conjunto, fuertemente especulativo y que esconde el paso de la via del tren entre sus cimientos, va creciendo desde la playa hacia Alicante, no de forma totalmente desordenada pues todos los edificios los realiza Guardiola, pero si adecuándose en cada momento a la demanda de los promotores, pudiéndose apreciar un aumento de densidad conforme avanza la urbanización. Así las primeras maquetas del conjunto mantienen una coherencia que se va perdiendo conforme avanza la construcción (31). Los edificios se colocan en un terreno muy abrupto entre la sierra y el mar, apropiándose de la primera línea de costa, y ganando terreno al mar en este proceso. Los primeros ejemplos se proyectan en 1961 con nueve plantas de altura y estructura de muro de carga de ladrillo visto complementada con algún pilar de hormigón en la zona de separación entre la terraza y el salón . Pese al tipo de estructura utilizada las plantas denotan un importante grado de libertad (32). Las distribuciones de Guardiola son siempre un ejercicio en el que la geometría se apodera de la arquitectura, a veces condicionándola en exceso. En todo caso la primera impresión es siempre de un plano ordenado, en el que la racionalidad de la planta viene siempre acompañada de la racionalidad de la estructura. Muchas veces el plano adquiere el carácter de composición artística más que dibujo técnico. Su maestro, Mitjans, comentaba al ver las distribuciones que Guardiola realizaba para su estudio que parecían ejercicios de Mondrian. Y este hecho se puede apreciar hasta en las plantas de edificios menores en los que el juego de tramas, utilizadas tanto como grafismo de las diferentes estancias como del mobiliario, dotan al plano de una calidad como dibujo independiente de la arquitectura que representa (33). En todas las propuestas existe una voluntad de dotar al conjunto con un edificio emblemático, que en algunos dibujos y en la primera maqueta mantiene una forma hexagonal (31), pero que al final se decanta hacia una torre de planta alargada (36) cuyo evidente punto de referencia es el rascacielos Pirelli de Milán proyectado por Gio Ponti. La torre "Vistamar" se proyecta en 1963 y consta de 30 pisos de altura sobre la carretera de acceso, con un total de 39 plantas si lo miramos desde el mar. El edificio queda así dividido en alzado y sección en tres volumenes claramente diferenciados (34 y 35). A modo de podio y entre el nivel del mar y el de acceso existe un volumen prismático cuyo frente queda totalmente aterrazado y que consta de apartamentos de dos dormitorios servidos por corredor (37). A nivel de acceso, se situa una planta diáfana que relaciona el espacio público con el mar. Originariamente todas las plantas bajas del conjunto se encontraban abiertas a los peatones utilizándose como terrazas semipúblicas volcadas al mar y que aminoraban el efecto de apropiación de la costa que suponen estos edificios. Por encima de ésta planta diáfana y por debajo de la planta de desvio de instalaciones, Guardiola situa un volumen blanco de un piso comercial que sirve de rótula entre los apartamentos inferiores y el volumen superior de la torre. Ésta se levanta por encima con 29 plantas de apartamentos diseñados con su envolvente aerodinámica que enfatiza la esbeltez y la verticalidad de las proporciones del edificio, cuya silueta se recorta contra el cielo de una forma natural, elegante. La unidad que Gio Ponti consigue en el modelo mediante la utilización de un muro cortina apropiado en un edificio de oficinas, Guardiola la busca con elementos propios de la tipología residencial. En ambas fachadas en los extremos, y coincidiendo con los ángulos agudos del contorno, situa paños de ladrillo que recorren de arriba a bajo el edificio. Entre estos laterales ciegos, se situa una zona central unitaria, constituida por una terraza corrida en la fachada que da al mar, mientras que en la fachada posterior se diseña una gran celosía continua de unos 22 metros de ancho por 85 metros de alto (38). Cabe destacar el diseño de esta celosía realizado por el propio Guardiola y en cuya realización colabora el escultor Miguel Losán. Cada pieza consta de dos formas triangulares curvilíneas -cóncava y convexa- separadas y contrapuestas, que pueden inscribirse en alzado en un hexágono regular (39). Las dos formas se unen entre ellas generando los dos planos en la celosía que se va entrelazando entre sí y que confieren al conjunto una ligereza y espacialidad de gran impacto (40). En esta misma zona, y entre los edificios de Guardiola se esconde un edificio proyectado por Francisco Muñoz en 1960 para Angel Piñuela y tratado como un prisma blanco levantado sobre pilotis a modo de pequeña Unitè local. Esta referencia a Le Corbusier cobra más sentido cuando en el expediente nos encontramos con una perspectiva en la que sobre la escarpada falda de la montaña se situan 5 bloques de parecidas características al que vemos hoy construido y que utiliza una vez más el tipo de galería exterior corrida (41). Más tarde, en 1965, Muñoz realizaría el edificio de apartamentos "Bel Ami" al otro lado de la bahía de La Albufereta, y en el que se contrapone la verticalidad de la caja de escalera forrada con piedra natural blanca, a la horizontalidad de los huecos rasgados sobre los paños de ladrillo, y de las placas de los forjados forrados por pequeñas piezas de gres blanco. La composición retoma elementos de la arquitectura residencial milanesa de Terragni (42). Muy cerca de este edificio, en dirección a la playa de San Juan, López realiza dos edificios gemelos proyectados en 1963, y en el que vuelve a utilizar algunos invariantes de su trayectoria racional, sin ninguna concesión a lo superfluo. El edificio es un volumen nítido, blanco, anclado a un suelo del que la arquitectura de López se resiste a despegar, rematado con la estructura de la forma más austera posible, y del que la superficie aterrazada sólo sobresale con timidez del prisma. La frialdad sólo se rompe con el juego de volúmenes de la caja de escalera y de los dos ascensores que se cierran por detrás con una celosía cerámica continua que recorre el edificio de arriba a bajo, y que suponen el único contrapunto cromático al blanco dominante (43). Juan Antonio García Solera introduce el hormigón visto en la arquitectura de la playa alicantina con la urbanización "Las Torres" de 1968, en la que más interesante que la novedad del material, resulta la actitud proyectual. Se demuestra en este edificio, que la utilización rígida de un módulo, -en este caso definido por la estructura y de dimensiones 2’8 x 2’8 x 2’7 metros- más que un corsé para el arquitecto, es una herramienta enriquecedora del proyecto y de posibilidades compositivas ilimitadas (44). Seis módulos (2 x 3) definen funcionalmente una vivienda. Tres módulos constituyen la caja de escalera con su ascensor, que alimenta a tres viviendas por planta (46). La articulación de cada escalera con sus tres viviendas abre muchas posibilidades, el arquitecto utiliza cuatro de ellas y las combina con habilidad para conseguir la correcta orientación de todas las viviendas. La terraza, de dimensión ajustada como toda la vivienda, es el único elemento que sobresale del rígido rectángulo definido por la modulación buscando descaradamente las vistas al mar (45). Con todo ello, variando la altura que alcanzan cada uno de los módulos utilizados, revistiéndolos a su vez con paños en los que se diferencian y ordenan claramente los distintos materiales -hormigón visto, celosía cerámica vidriada verde, franjas verticales de carpintería y revoco- se consigue una composición del bloque casi escultórica, en el que cada punto de vista del espectador genera en él nuevas espectativas plásticas (47).
A modo de conclusión Comenzaban estas líneas indicando el paralelismo entre el resurgir de la arquitectura moderna alicantina, y el replanteamiento como zona vacacional del litoral norte de la ciudad de Alicante, dos acontecimientos que casualmente se solapan en el tiempo. Pero sin duda alguna el despegue de la modernidad en la arquitectura local no lo podemos desligar del despegue de la industria turística. Los nuevos tipos edilicios, los planteamientos de la arquitectura moderna, la expresión de los nuevos materiales y las nuevas tecnologías que llegan con gran retraso a una relativamente aislada ciudad de provincias, tienen un buen campo de cultivo en las necesidades de desarrollo económico, a veces demasiado acelerado, de nuestras costas. Tampoco debemos olvidarnos que en la España de los años 60, claramente desvinculada de Europa, es necesario exportar una imagen de modernidad para atraer a la potencial clientela extranjera que complemente al turismo interior. La coexistencia de estas necesidades socio-económicas con unos profesionales de la arquitectura bien preparados y en gran medida comprometidos con la arquitectura moderna, posibilitan la existencia de construcciones que merecen un reconocimiento que socialmente casi siempre se les ha negado. Sirvan estas líneas para que podamos conocer mejor parte del patrimonio arquitectónico de nuestras costas que en muchos casos se puede considerar prácticamente desaparecido, no por su estado de ruina, sino por la indiscriminada actuación de los usuarios, empeñados en ampliar sus viviendas a costa de los grandes superficies aterrazadas, o en sustituir elementos de facahada -carpintería, celosías, antepechos- sin el más mínimo criterio arquitectónico. Se desvirtua de esta manera el carácter público y urbano de la fachada de los edificios, muchos de los cuales se han convertido en verdaderas caricaturas de su composición original. |
.../... Francisco Muñoz Llorens, who received his degree in 1947, also experimented with the aesthetic possibilities of this language, and introduced it into the Alicante coast in a single family residence housing development carried out in 1957 for the Caja de Ahorros Provincial de Alicante (Provincial Bank of Alicante) on the east slope of the Serra Grossa, very close to the Albufereta beach (2). The complex consists of 20 separate houses in which the dedication of the architect to provide each of them with a personality of its own is evident, avoiding the possibility of repeating a set type of house. The houses have staggered sections, adapting them to the orography of the land, and look for different volumetric compositions, always based on the weight bearing wall, in the canopy of the inclined roof -in some cases parallel with the profile of the land-, and in the smooth white finish of the walls. Timid brutalist details, such as series of metallic pillars that in some instances take on "V" forms, denote this intention toward modernity that is evident throughout the project. The single family residence built for Mr. Agarángelo Soler (5), carried out under a separate commission but in the same place and during the same year, clearly embodies the characteristics of the whole complex. In July of 1958 Miguel López González, municipal architect, modified the Muguruza plan. The document, very simple, was denominated by its author as "Proyecto de urbanización de la playa de San Juan, 1ª fase" (Project for the development of San Juan Beach, 1st phase), and takes in a much more limited area than was originally envisioned in the Ciudad Prieto project plan, including only the rectilinear front line of the beach situated within the municipal area of Alicante. Actually, the document is merely a plan of building lines that makes up a not too ordinate grid of roads parallel and perpendicular to the sea, which are accessed by means of a linking road with Alicante directly to the front line of the beach (6). The project of apartments and restaurant for the construction firm Constructora del Sudeste S.L., of the same month and year, was for the development of a complete block delimited within the document drawn up by Miguel González, and represents the first development of this magnitude carried out on the coast of the city of Alicante. Three different types of residential blocks were organised, together with a one floor building for restaurant and which gives off directly to the beach (7). Three identical seven story blocks respond to the typology of two dwellings on each floor accessed by one staircase, while the block that gives off onto the street behind is configured linearly, on four stories, through the repetition of an apartment type which is accessed by means of an outside running gallery fed by two free-standing staircases. A small two story block is paired with the restaurant making up a series of minimal apartments in the apartment hotel (serviced flats) style. The development is completed with the necessary parking under the blocks, at ground level, leaving the central area free for the garden of the complex, including two swimming pools and a solarium. All of these features of the plot were not executed and the resulting central area is poorly landscaped. The restaurant was not constructed, either, and on that plot years later a building completely apart from the complex was constructed. Miguel López González, the great Alicante rationalist of the decade of the thirties and the first part of the forties, had to adapt himself during the first 15 years of the dictatorship to the architectonic ideas imposed by the central power, but whenever the opportunity permitted, he made clear his resolute bid for modernity. In this development, then, a direct expression in which the horizontal plaques of the wrought ironwork contrast with solid headwalls, producing a simple volumetry. The pane walls alternate with transparent sections of wrought iron, with solid sections of construction work of a neo-plastic influence that were designed as independent elements painted in a bright colour. The finish of the facades in these years was usually painted rough-cast (8). This rough architecture, dominated by the colour white, and where often the flat of the facade subsides, taking on the contrast of a vivid colour, is also present in the work of the architect Francisco Muñoz Llorens. Muñoz not only intervened during these years in San Juan Beach, but is also the author of many of the initial blocks of apartments and hotels in pre 1963 Benidorm, when the city was still conceived of, urbanistically speaking, as a horizontal city. His Alicante block which is most expressive of this line of architecture could be the residential building designed for Isólida Estrada in February of 1959, and which responds to the type of building with small apartments accessed by an open gallery in the rear of the building. In contrast to the serenity of the block designed by López, Muñoz dynamizes the composition, staggering the module by floor to provide views of the sea, and creating an alternating rhythm in the placement of the terraces. This double effect in reinforced with the treatment of the colour, but today this is totally distorted (9). As one can see, these first developments in San Juan Beach are not especially speculative; in fact, all of the blocks studied and which, besides, are situated on the front line of the beach, maintain a clear horizontality of composition due to their low height.
The first housing estate development in San Juan Beach: the search for order 1959 is clearly the year when development in San Juan Beach took a turning point. The architect Juan Guardiola Gaya arrived from Madrid with the commission to carry out an urban plan for this area of the coast. At this time he did not know that Alicante would turn out to be his place of residence from then on. Juan Guardiola, who had lived through the architectonic activity of Barcelona as a student in the decade of the fifties, was perfectly knowledgeable of the works of the Grup R and of the rest of the avant-garde architects. His continued intervention in the studio of Mitjans Miró stands out, where, among other works, he participated as a project draftsman in the project for the Barcelona football club stadium . He was also to collaborate, always as draftsman and model maker, with Xavier Busquets in the invitation to tender for the headquarters of the Catalonian Architects’ Association, and later on with Perpiñà Sebrià in the invitation to tender for the AZCA shopping centre in the Castellana in Madrid. Curiously both invitations to tender were awarded to the proposals of these architects, facts which are relevant for us to comprehend that we are before an architect who, although young and recently graduated, arrived in Alicante with a formidable training and professional experience. In the urban aspect, the relationship with Perpiñá Sebrià is fundamental. Merely by re-reading the national architecture journals of the era, principally Quaderns d’arquitectura, we can understand the importance of this architect in the field of national town planning. In fact, Juan Guardiola was working in the year 1959, by then an architect, for Perpiñá in the AZCA project, and it was from Madrid where he came to carry out the commission in Alicante. Guardiola began developing the first housing estate in San Juan Beach, which coincided basically with the zone encompassed in the urban project of Miguel López. The document, which responded to the recently passed Land Law of 1956, established a road network parallel and perpendicular to the most even stretch of beach which López had proposed, and which also expanded the dimensions of the city blocks considerably, configuring a model type of 180 x 260 metres. This is the roadways distribution as we find it today. There is a clear vocation on the part of the architect for this section to continue to expand; the grid is cut brusquely on the borders of the housing estate with no specific boundary treatment. A differentiation is established between the route of access to the beach from Alicante that was to run parallel and very close to the old road, and the return route which was designed for the interior. Neither of these two roadways was ever built, and the old already existent road remained the only communication with Alicante. In fact, although the later planning for the zone, carried out by Guardiola himself, and the General Plan for Alicante drawn up by García Soler in 1970 both projected an alternative access from Alicante through the interior of the Serra Grossa, today, 25 years later, this is still an unresolved matter in the local urban administration. The proposal by Juan Guardiola established a general zoning simultaneous to the regulation of the blocks. The access road proposed, therefore, provides direct access to the main boulevard parallel to the beach, but situated 140 metres from it, thus liberating the zone that gives off directly onto the sand from traffic. This took form as an important pedestrian sea-front promenade, similar to the Explanada in Alicante, as was set forth in the project statement. All of this stretch of land, between the boulevard and the promenade, was designated for apartments, restaurants, outdoor bars, night clubs, etc. The city blocks of the second, third, and fourth lines from the beach were designated for open height construction, with a block in the second line designated for commercial zone, and a portion of another of the third line for a camping area. Both can be noted immediately on the zoning map as dark spots (10). Finally, the zone which includes the area between the access road and Cape Huerta is designated for single family dwellings. On the extreme opposite side, and as a direct beach installation, a small sports harbour emerged as the only element situated directly on the sand surface of the beach. Guardiola carried out the project in record time, and presented the dossier to the city hall accompanied by a scale model of the complex that he had executed himself. The photographic report on the model, as well as the drawings of the plan demonstrate the great attention to detail with which the project was carried out (11). The architect defines the position of the blocks of apartments, always in parallel to the two directions of the roadways, and defines the pockets of parking areas inside the blocks. The housing developments are configured as public open spaces, far from the actual resulting plots, completely walled and private. This plan, although it was criticised for its speculative nature and for the lack of installations, shows some very interesting aspects. First of all, the concern in the planning for control of the image of the city, a factor which in open construction zones ends up in many cases the hands of factors which are completely uncontrollable, especially when the urban development is limited to providing an index for the exploitation of each plot. Secondly, the control over the building height that the scale model suggests is important (12). In the front line there are blocks of five stories, in the second line the height is increased by one floor in some cases, while in the third line we can find some higher blocks.. There is a clear desire to allow for views of the sea for the buildings situated further away from the beach. As an exception, Guardiola marks out and shows the main boulevard with some of the blocks placed alternately to one side or the other, , denominated unique in the plan, and which present an emphatic square ground plan and greater height than the other buildings in the vicinity, reaching 12 stories. All of this has been lost, as this plan has at no time been carried strictly, due to the fact that many of the intentions of the scale model only had the force of a suggestion. The later planning has resulted in the disfigurement of the city that Guardiola proposed in 1959. Cars have definitively invaded the front line of the beach, blocks much higher than those unique few that were suggested in the project have been constructed, ridiculing their role as landmarks, large volumes have been situated oblique to the roadways generating disorder in the urban space. Today, the presence of the well-defined perspectives of the singular buildings on either side of the main boulevard only serve to insinuate an order that could have been and that unfortunately never was. The buildings of the early 60s Guardiola executed several buildings in this first housing estate development during the first part of the sixties, materialising in implicit form the type of dwellings in his urban proposal. While in the zones further away from the beach the buildings contain the minimal type of occasional dwelling for the enjoyment of the summer months, when we reach the front line of the beach the flats are of a better quality, and one can note, besides a greater number of bedrooms, a service area around the kitchen. Guardiola always rationalises his typologies to the maximum, providing them from the first moment with an open brickwork covering in which the almost systematic use of the clear ochre tone unifies to considerable degree the image of his designs. The architecture of Alicante, as we have seen in the buildings designed by López and Muñoz, tended to ignore the use of this material, and the first buildings designed by Guardiola and the urban works of García Solera were fundamental for the continued use of these materials in the city. The minimal type dwellings used the kind of materials that had already been tried out by López and Muñoz in their buildings fed with a corridor, utilising open brick as a structural element. This implied a strict order as far as the floors as well as the height were concerned, as can be seen in the "Vistamar" building of 1961, situated in the Albufereta (25). The emphasis of the volume, in which the horizontality dominates, is sometimes broken by the vertical contrast of the staircase or lift-well, and at other times as is the case in this building, through the utilisation of the staircase in the headwalls as an aesthetic element. The type of these apartments is almost always the same, covering two spaces for each flat, one of these housing the two bedrooms with a bathroom in between, while the other contains the living room and the kitchen. In front the terrace covers the whole width of the module. Another type that is frequently seen is the block with two staircases each feeding two apartments per floor. The "Pastor" building, designed in 1961, clearly responds to this typology. While the facade that looks off to the sea is completely terraced as López had done in his development in 1958, the rear facade facing west, it is protected from the evening sun by means of a ceramic latticework that makes this panel an emphatic abstract composition perfectly modulated by the structural reticle (13). The order of the facade responds to the strict order of the ground plan. The care with which the building was designed is clearly expressed in the scale model of the dwellings type plan, which once again was executed by the hands of the architect himself, and in which the relation of the structural faces of the brick is clearly defined with the enclosure materials and the lift-well, as well as with the functional relationships between the different rooms emphasising the spatial continuity between the living room and the terrace (14). His buildings on the front line of the beach fly their terraces to the maximum, searching brazenly for the maximum relation with the sand surface (Alhambra building, 1961) (15), while their rear facades are closed, searching for plastic relationships among clean brick panels and latticework surfaces. This typology is again taken up by Miguel López González in a first line building designed for Francisco Hellín in 1962, in which the strength of the drawing clearly expresses the horizontality he was looking for in the pane walls and floor slabs (16). In 1964 Guardiola designed the "el Galeón" building, responding to a typology that is not very frequent and which distances itself from the image suggested in the scale model of his first housing estate development in San Juan Beach. Verticality is clearly predominant in the volumetry, a proportion which is only seen the singular buildings of the urban proposal. The dwellings are ordered around a square staircase with four landings -one for each corner- each one of these serving one of the dwellings, so that these, in section, are staggered amongst each other a quarter of the height of the dwelling (17). To this helicoidal feed treatment is joined the staggering on the facade, which reinforces the dynamic sensation -of centrifuge- that emanates from the plan. Contemplating the facade inevitably reminds one of some of the work of Coderch (18). Juan Antonio García Solera seems radical in the treatment he gives to the Maralic development, designed in 1963 and located in the interior of the housing estate next to the old road to Alicante (19). The 3 blocks are created with a well-defined and clear volumetry, expressing throughout the order and the clarity that emanates from their ground plan. We are here in the face of a development that is clearly the heir to the beginnings of the Modern Movement, where the different blocks are articulated in a ground floor with groups of common installations that were later on only partly carried out. The orientation of the blocks is clearly in line with the intentions of the approach suggested by Guardiola, although the scale of the buildings, which reach up to 14 stories, exceeds the intentions of the plan. The type of the two highest buildings corresponds to the type of dwelling served by an exterior corridor, fed by one sole staircase situated at one end of the block. The strength of the volume is potentiated on the basis of a premeditatedly clean and clear approach, decidedly modern. The greatest force of expression is reached in the meeting between the two main block, where the monotony that supposes the repetition of the same module is broken with the appearance of the two staircases. The vertical rhythm is imposed by means of austere brick and ceramic latticework panels, which is both cases run along the facade from top to bottom with no interruption whatsoever. (20). In the first block, a minimal apartment module is used, with an access gallery that is given generous dimensions so that it can be used as a room complementary to the limited dimension dwelling (21). In the second block (22), carried out in collaboration with the Madrid architect Jaime de Alvear, the double floor plan is used, which provides an exterior gallery to give an abstract rhythm to the facade which is materialised in a checkerboard composition generated by the shadow of the empty squares, the white of the pane walls, and the appearance of latticework panels that go from floor to floor.. In the original plan, these plays on geometry, possible due to the existence of the exterior gallery, are repeated constantly with solutions -in some cases- more radical than those that were finally constructed (23). Muñoz, always obsessed by the plastic force of rhythms alternating in the flat surfaces of the facades, brought his search to the ultimate consequences in two tower blocks designed in 1965 for Armando Fernández. The alternation here is volumetric, each floor constituting a prismatic body independent of the rectangular ground plan and which is oriented in the opposite way on the odd and even numbered floors. The difference in length of the two sides of the rectangle generates the surface area for the terraces and potentiates the appearance of an important play of shadows that is in line with the emphasis of his approach (24).
The Albufereta: the enchantment and disenchantment of improvisation From the time he arrived in Alicante in 1959, Juan Guardiola captured the leading role in the architecture of the Alicante coast. After his plan for the first housing estate development at San Juan Beach, he made the plans for developments 2 and 3, which included the zone of the coast situated between San Juan Beach and Alicante. In any case, the planning of a large amount of the construction was carried out a posteriori with provisional legislation. We can mention interesting and singular pieces of architecture, but leaving aside the urban concept of those interventions which in some cases are true landmarks of tourist speculation. Albufereta Bay and the area around it is the clearest example of this affirmation. A great number of the buildings in this area bear the signature of Guardiola. His first buildings, dated in 1959, show the freshness and hopeful anticipation of the young architect. In the residential complex "Tamanaco" we can appreciate the rigor of the floor plan in the block of flats as well as in the 4 attached apartments (26), which are related to the 1957 Sostres project for Torredembarra (Tarragona). Here, however, the volumetric definition of the model finished off with flat roof adapts itself to the appearance of tile as a covering material. In the block of flats the two upper floors are made independent of the lower floor by means of a rectangular stone inset moulding that surrounds and unifies all of the upper part of the facade. The clean ground plan (27) responds to the type with two staircases that serve the two dwellings on each floor, as we already saw in the "Pastor" building at San Juan Beach. But the most frequently used type is the tower block, always terraced in the facade which gives off to the sea and emphatic in the rear facade where the brick and latticework panels are always given the prominence of the composition. The expressive force of some of the examples is evident (28). In the front facade the slab sheet, which in many cases comes off completely clean because of the appearance of a clear pane wall, is potentiated. For many of the front facades, the main differentiating element is the treatment of the pane wall, where we find, apart from the preferably horizontal metallic moulding, the ceramic insets, the artificial stone window boxes, and the open brickwork. In any case, it is almost always worked out by means of an approach outside all routine treatments. In the "La Chicharra" development, designed in 1965, while the floor plan of the block gently curves, the horizontal tubular profile pane wall sits over an elegant curved window box that contrasts its convexity to the concave form of the facade (29 & 30). The carpentry goes from floor to roof, its two horizontal planes continuing visibly from the interior of the flat to the edge of the terrace, where as almost always the lines of the banister of the pane wall and the marine horizon superimpose on each other. The great volumetry of the block allows for the liberation of a large part of the plot in which Guardiola conscientiously designed the garden. All of the volume of the building is supported in the ground floor and mezzanine over powerful perfectly modulated pillars which in the style of the classical colonnade relates the building to the land. In the area falling off the "Serra Grossa" there are many examples of this type of architecture. This complex, highly speculative and which hides the passage for the train tracks within its foundations, grew from the beach towards Alicante. It was not completely disorganised in its growth, as all of the buildings were executed by Guardiola, but it did adapt itself at each moment to the demands of the promoters, and an increase in the density was noted as the development continued. The first scale models of the complex, then, show a coherence that became lost as the construction went on (31). The buildings are situated on very steep land between the mountain and the sea, occupying the first line of the coast, and reclaiming land from the sea in the process. The first examples were designed in 1961 with nine stories and an open brick retention wall structure supplemented with cement pillars in the area that separates the living room from the terrace. In spite of the type of structure employed, the floor plans show a considerable degree of freedom (32). Guardiola’s distributions are always an exercise in which the geometry takes possession of the architecture, sometimes conditioning it excessively. In any case, the first impression is always that of a well-ordered plan, in which the rationality of the ground plan is also accompanied by the rationality of the structure. Often the plan looks more like an artistic composition than a technical drawing. His teacher, Mitjans, on seeing the distributions that Guardiola had done for his studio, commented that they were similar to Mondrian exercises. And this can be noticed even in the ground plans for lesser buildings where the play of tramas, utilised as graphics for the different rooms as well as for the furnishings, provide the plan with a quality like a drawing that is independent of the architecture it represents (33). In all of these project proposals there is a desire to provide the complex with an emblematic building, which in some of the drawings and in the first scale model maintains a hexagonal form (31), but which finally opts for a tower block with an elongated ground plan (36). The obvious point of reference here is the Pirelli sky-scraper in Milan, designed by Gio Ponti. The "Vistamar" tower block was designed in 1963 and rises 30 stories above the level of the access roadway, and 39 if taken from sea level. The building is divided in elevation and section in three clearly differentiated volumes (34 & 35). Somewhat like a podium and between sea level and the access level, there is a prismatic volume the front of which is totally terraced and which consists of two bedroom apartments served by a corridor. (37). At access level, there is an open floor that relates the public space with the sea. Originally all of the lower floors of the complex were open to pedestrians, utlilised as semi-public terraces giving off to the sea and minimising the effect of appropriation of the coast that these buildings suppose. Above this open floor and below the floor used for installations, Guardiola places a white volume one floor commercial area that serves as an abutment impost between the lower apartments and the upper volume of the tower block. 29 floors of apartments are raised up over this, designed with a sweeping aerodynamics that emphasises the svelte verticality of the proportions of the building, whose silhouette stands out against the sky in a natural elegant way. The unity that Gio Ponti obtains in the model through the use of a curtain wall appropriated in a building of offices, Guardiola looks for with elements typical of the residential typology. At the extreme end of both facades, and coinciding with the sharp angles of the outline, he places stretches of brick that run up and down the building. Between these blind sides, there is a unitary central zone, made up of a terrace that runs along the facade that gives off onto the sea, while the rear facade is designed with a large latticework 22 metres wide by 85 metres high (38). We should mention the design of this latticework, which was done by Guardiola himself and executed with the collaboration of the sculptor Miguel Losán. Each piece is made up of two curvilinear triangular forms -concave and convex- separate and contrasting, that form in the elevation a regular hexagon (39). The two forms join together generating the two planes in the latticework that intertwine and confer a high impact light and spatial grouping (40). In this same area, and between the Guardiola buildings, a building designed by Francisco Muñoz in 1960 for Angel Piñuela is hidden. This was executed as a white prism raised up over pilotis in the manner of a small local Unité. This reference to Le Corbusier takes on more meaning when in the dossier we find ourselves in the face of a perspective drawing in which over the precipitous skirts of the mountain, 5 blocks with similar characteristics to what we see constructed today are projected, and which once again utilise the exterior running gallery (41). Later on, in 1965, Muñoz built the "Bel Ami" apartment building on the other side of the Albufereta Bay. In this building the verticality of the staircase, covered with natural white stone, is contrasted with the horizontality of the hollow outlines over the brick sections, and the sheets of forging covered with small pieces of white gres. The composition takes on elements of the Milanese residential architecture of Terragni (42). Very close to this building, in the direction towards San Juan Beach, López executed two twin buildings which were designed in 1963. Here he again utilises some of the invariable aspects of his rational trajectory, with no concession to the superfluous. The building is a clean white volume, anchored in the foundations of an architecture that López is reluctant to part from, finished off with the structure of the most austere form possible, and from which the terraced surface only stands out timidly from the panorama. The coldness is only broken with the play on volumes of the staircase and the two lift-wells that are closed in at the rear by a continuous ceramic latticework that runs up and down the building, and which provides the only chromatic contrast to the dominant white (43). Juan Antonio García Solera introduces open concrete in the Alicante beach architecture with the housing estate development "Las Torres" in 1968. Here the attitude for the project is even more interesting than the new material used. In this building we can appreciate that the rigid utilisation of a module -in this case defined by the structure and its dimensions 2.8 x 2.8 x 2.7 metres- more than a corset for the architect, becomes an enriching tool for the project and for unlimited composite possibilities. (44). Six modules (2 x 3) functionally define a flat. Three modules make up the stairwell with its lift, feeding three flats per floor (46). The articulation of each of the stairwells with their three dwellings opens up many possibilities, and the architect uses four of them and combines them with habitability to obtain the correct orientation of all of the flats. The terrace, of limited dimensions like the flat itself, is the only element that projects from the rigid rectangle defined by the modulation searching brazenly for views of the sea (45). With all of this, varying the height that each of the modules utilised reaches, and covering them with panels in which the different materials are clearly differentiated and ordered -open concrete, green glazed ceramic latticework, vertical stretches of carpentry and rough-cast-an almost sculptured composition of the block is obtained, in which almost every point of view generates new plastic expectation (47).
Conclusion We began these lines by pointing out a parallelism between the resurgence of modern Alicante architecture and the rethinking of the north coast of Alicante as a vacation area, two circumstances that happen to overlap in time. But without any doubt, the launching of modernity in local architecture cannot be separated from the explosion of the tourist industry. The new building types, the approaches of modern architecture, the expression of the new materials and the new technologies that have arrived very late to a relatively isolated provincial city, have found a very fertile field in the needs for the economic development, sometimes too accelerated, of our coasts. Nor can we forget that in the Spain of the 60s, clearly separated from Europe, it was necessary to export an image of modernity to attract the potential foreign client to complement the domestic tourism. The co-existence of these socio-economic needs with well-prepared professionals in the field of architecture, and in large measure committed to modern architecture, make it possible to build structures that deserve the recognition that socially they have almost always been denied. Through these lines we hope that it will be possible to better know part of the architectonic heritage of our coasts, which in many cases can be considered to have practically disappeared, not because it is in a state of ruin, but rather due to the indiscriminate action of the users, determined to add on to their dwellings at the cost of the large terraced surfaces, or by substituting facing elements -carpentry, latticework, pane walls- without the least architectonic criteria. The public and urban character of the facades of the buildings are in this way distorted, many of them converted into true caricatures of their original composition. |